Zaragoza: siete siglos como sede metropolitana (1318-2018)

José Antonio Calvo
28 de enero de 2018

El próximo 18 de julio de 2018 se cumple el VII Centenario de la distinción de la Iglesia diocesana de Zaragoza como sede metropolitana. Dentro de los actos preparativos para esta efeméride y en el contexto del programa de puertas abiertas ‘San Valero, de par en par’, contemplado por la Programación Pastoral, presentamos esta selección realizada por el historiador y director del Archivo Diocesano, el profesor Juan Ramón Royo, que bien podíamos titular ‘Siete hitos, para siete siglos. Una historia que continua’:

1318: Zaragoza es elevada a archidiócesis por Juan XXII, dejando de ser sufragánea de Tarragona. La provincia eclesiástica abarcará Huesca, Tarazona, Segorbe-Albarracín, Calahorra y La Calzada y Pamplona hasta la reorganización producida en tiempos de Felipe II (1574). El primer arzobispo fue Pedro López de Luna, que era obispo desde el año anterior y muerto en 1345. Su segundo sucesor, Guillermo de (1347-1350) fue el primer arzobispo que fue cardenal.

1412: Compromiso de Caspe. La elección de Fernando I introduce la casa de Trastámara en Aragón. Su elección fue posibilitada por los consejeros aragoneses, dos de ellos diocesanos: el alcañizano Domingo Ram, entonces obispo de Huesca, que había sido prior de la colegiata de Alcañiz y del cabildo de la Seo (+1445 en Roma) y el cartujo turolense Francés de Aranda, creador de la Pía Limosna (+1441).

1577: Creación de la diócesis de Teruel, con territorio segregado de Zaragoza. Su primer obispo, Andrés Santos de San Pedro, fue luego arzobispo de Zaragoza y en ambos lugares tomó medidas (sínodos y visitas pastorales) en la línea del Concilio de Trento. No hubo cambios significativos en los límites diocesanos hasta 1955.

1642: La Virgen del Pilar es nombrada patrona de Zaragoza. El siglo XVII coincidió con un gran desarrollo de su devoción, con el Milagro de Calanda (1640, reconocido por el arzobispo Apaolaza al año siguiente), su elevación a patrona de Aragón (1678) y la construcción del templo actual partir de 1681.

1788: Creación del Seminario Conciliar de San Valero y San Braulio por el arzobispo Lezo y Palomeque. La expulsión de los jesuitas (1767) tuvo la consecuencia positiva que se pudiese crear este centro en lo que había sido el Colegio del Padre Eterno, 225 años después que lo hubiese dispuesto el Concilio de Trento.

1808-1809: Los Sitios de Zaragoza. La resistencia patriótica frente al invasor francés contó con el apoyo del clero parroquial (como mosen José Martínez, de san Miguel de los Navarros) y de los religiosos, como los escolapios PP. Sas y Boggiero, fusilados por los franceses, contrastando con el afrancesamiento del arzobispo y del obispo auxiliar. Destacó el heroísmo de caridad de la beata Maria Rafols, que en 1804 había fundado en el Hospital del Gracia las HH. de la caridad de Sta. Ana (las Anas). Numerosos edificios religiosos quedaron destruidos, como el convento de san Francisco y el monasterio de santa Engracia.

1923: Asesinato del arzobispo Soldevila, a manos de los anarquistas. Arzobispo desde 1902, realizó una gran actividad, apoyando el catolicismo social –creación de la CAI, en 1907, por ejemplo-. Fue nombrado cardenal en 1919. Su muerte se produjo en un contexto de violencia socio-política que llevaría meses después a la dictadura de Primo de Rivera. Más grave fue la persecución religiosa desencadenada en durante la guerra civil de 1936-1939 en la parte oriental de la diócesis bajo dominio republicano, con el asesinato de sacerdotes, religiosos y seglares (algunos ya elevados a los altares) y la destrucción de un importante patrimonio histórico-artístico.

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