El Señor ha llamado a su Reino al sacerdote diocesano don Fernando Juste Oncíns, en la madrugada del 1 de febrero de 2025, a la edad de 84 años.
Llevó adelante su vida con entereza, paciencia y buen humor, también ante la enfermedad. Siempre entregado al servicio de la Iglesia en el ministerio pastoral y en la educación de los jóvenes.
Había nacido en su apreciado pueblo, Coscojuela de Sobrarbe, en el año 1941, en una familia cristiana y numerosa, de siete hijos, de los que cuatro ya han sido llamados a la Casa del Padre. Su muy querida familia.
A los once años ingresó en el Seminario Diocesano de Barbastro, donde cursó los Estudios Eclesiásticos hasta su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar en el Santuario de Nuestra Señora de Guayente, el 15 de agosto de 1966. Los 58 años de su ministerio presbiteral han transcurrido en el servicio, en primer lugar, a las parroquias de Boltaña y Tierrantona, con sus respectivos grupos parroquiales; cinco años después fue llamado para cuidar la formación de los seminaristas, como prefecto de disciplina y profesor del Seminario Diocesano y del Colegio Diocesano “La Inmaculada”.
En el año 1980 se le encomendó el servicio de educador en la Residencia “Virgen del Pueyo”, que la Diócesis estableció en Zaragoza para la formación de los seminaristas mayores y otros alumnos procedentes del Colegio Diocesano. En 1983 fue trasladado a Barbastro como párroco de Salas Altas y Salas Bajas. Este servicio parroquial lo simultaneó con el cargo de Notario de la Curia Diocesana y encargado de los expedientes matrimoniales, del Registro de bienes inmuebles del Obispado y miembro de la Comisión histórica de la causa de beatificación de los mártires diocesanos.
En todos los cargos que le fueron encomendados ha dejado una huella imborrable por su bondadosa servicialidad, responsabilidad y dedicación a la tarea. Por ello ha contado con el cariño del presbiterio, la feligresía, los alumnos y el personal de la Curia.
La Iglesia Diocesana de Barbastro-Monzón encomienda confiadamente en las manos de Dios a este servidor bueno y fiel de la viña del Señor.
¡Vivas cum Christo!
