Somos voluntarias y exalumnas del I.E.S. Juan de Lanuza de Borja. Acabamos de participar en el Campamento que Anfas realiza en Tudela (Navarra) y podemos deciros que aunque un poco cansadas, estamos muy contentas de haber participado. Para tres de nosotras era la primera vez -pero queremos repetir- y otras ya llevamos cuatro años.
Al acabar hemos evaluado nuestro trabajo y nos damos cuenta de que es mucho lo que hemos aprendido. Las personas con discapacidad son felices con los pequeños gestos de cariño y, aunque tienen sus dificultades, se olvidan enseguida, no hacen como nosotras. Saben pedir perdón antes de lo que solemos hacer las demás.
Las personas de Tudela, que las conocen, las acogen muy bien, las integran, saludan, les dan alguna “chuche”y, gracias a eso, el camino a la piscina se hace más llevadero a pesar del calor.
Os podemos hablar de la sonrisa de Rubén, las carcajadas de Alexía en el agua, la risa de Julia y su buen apetito, los cantos de Aritz, los rizos de Segitu, la bondad de Kike, la ternura de Alejandro, la indecisión de Noelia para meterse al agua -y luego costarle salir-, la felicidad de Lucas y las alegrías de Jorge.
Por eso, os animamos a que hagáis voluntariado ya que las primeras beneficiadas somos nosotras. Porque una semana no supone nada y podemos ayudar mucho. Es una manera de sentirnos útiles haciendo algo por los demás y hacerlo gratuitamente. Caemos en la cuenta de lo que es la discapacidad y cómo, aunque hemos avanzado mucho, aún queda camino por recorrer.
Estos días hemos sabido de alguna niña que ha sido rechazada en otros lugares por su discapacidad y queremos “reivindicar” que son ciudadanos como nosotros.
Las voluntarias