Estamos arrancando un nuevo curso pastoral. Estoy convencido de que, para muchos de nuestros jóvenes que han participado este verano en distintas actividades organizadas en nuestra diócesis, por parroquias, colegios, asociaciones, movimientos o cofradías, este inicio de curso será distinto. Siempre las actividades de verano, campamentos, convivencias, etc. son momentos muy especiales para ellos, conocen gente nueva, estrechan lazos de amistad y muchos de ellos se acercan más a Jesús, nuestro Señor. Por cierto, muchas gracias a todos los que habéis estado organizándolas y ofreciendo parte de vuestro tiempo para que los más jóvenes pudiesen disfrutar y crecer.
Entre todas las actividades que han tenido lugar, permitidme que me detenga en la Peregrinación Europea de Jóvenes que tuvo lugar a principio de agosto y que congregó a más de 300 jóvenes de nuestra diócesis que, junto a jóvenes de las demás diócesis aragonesas y de La Rioja, peregrinaron a la tumba de Apóstol Santiago con motivo del Año Santo Compostelano.
La peregrinación tuvo dos momentos. El primero fue peregrinar desde Ferrol con el grupo antes referido. Casi 600 jóvenes que vivieron con intensidad la experiencia de la peregrinación a través del Camino de Santiago Inglés. Los responsables de la organización trabajaron mucho y muy bien y creo que la gran mayoría de los peregrinos supieron vivir con intensidad las duras jornadas del Camino y los momentos de reflexión posteriores. Impresionaba la intensidad con la que los jóvenes participaban cada tarde en la Misa del Peregrino, acompañados con los cantos de nuestro coro interpretados con frescura y maestría. Un momento especial fue el día de la celebración del Sacramento del Perdón: la impresión general es que fue un momento de gracia para todos los que participamos. Cuatro obispos y un buen número de sacerdotes acompañamos a nuestros jóvenes en esta primera parte de la Peregrinación.
Después de cinco días de caminar, llegamos a Santiago. Allí se concentraron casi 12.000 jóvenes para vivir el Encuentro Europeo. Distintas actividades salpicaban las jornadas: las catequesis de los Obispos y las Misas por la mañana. Por la tarde actividades y talleres preparados por edades para los jóvenes. Por la noche conciertos en distintos lugares de Santiago de Compostela. Un momento precioso fue la celebración de la gran Vigilia del Encuentro la noche del sábado en el Monte del Gozo. Preparada muy bien por la organización, se convirtió en un momento de gracia e intensa oración, que se vivió con gran emoción y alegría.
Quisiera dar las gracias a los responsables nuestra Delegación de Pastoral Juvenil y Vocacional por el gran trabajo realizado en estos últimos meses y a los muchos jóvenes que asumieron un gran protagonismo en la preparación y desarrollo de estas jornadas con una actitud de servicio digna de agradecer. Sin ellos no hubiera sido posible.
La siembra está hecha. Se puso a Jesús en el centro del corazón de nuestros jóvenes. Hay mucha tarea para que los jóvenes inicien o continúen procesos que les ayuden a seguir creciendo como creyentes. Pedimos al Señor que sean muchos los frutos que se obtengan de esta Peregrinación y de las demás actividades con jóvenes realizadas este verano en nuestra diócesis. ¡Seguimos acompañándolos y trabajando con ellos y por ellos!
