Un café con Jesús. El carnet de identidad

Pedro Escartín
31 de octubre de 2020

Hoy es Todos los Santos, y en Misa hemos vuelto a escuchar la proclamación de las ”bienaventuranzas“ (Mt 5, 1-12). El papa Francisco ha dicho que son «como el carnet de identidad del cristiano», y esto me ha dado pie para empezar la tertulia, después de pedir los cafés y decirnos ¡muchas felicidades!, ya que, si celebramos Todos los Santos -le he aclarado-, también es tu ”santo“ y el mío.

– Efectivamente -me ha respondido-. Hoy recordáis a toda la gente buena que ha vivido y sigue viviendo en el mundo; también a tu santo patrón, aquel Simón al que llamé Cefas y aquí decís Pedro; y me puedes felicitar, pues el Padre también me puso un nombre: Jesús, que significa ”Dios salva“. Por cierto, que estáis cambiando esto de celebrar a los santos por una costumbre rara, que pretende disfrazar la grandeza de esta fecha con una calabaza… ¿Es que así la muerte os resulta más aceptable? Pero no es así como pierde su aguijón…

– Supongo que te refieres a esa moda importada, que llaman ”halloween“, con la que se evita que los niños sepan quiénes son los santos. ¡Es una pena!

Pero él trato de consolarme. No sé por qué te afliges -dijo-. Cuando yo andaba por vuestra tierra con mi cuerpo mortal, los de siempre intentaron devaluar mis obras buenas diciendo que tenía pacto con Satanás, como si disfrazándome de demonio pudieran ocultar que el Padre quería acercarse a ellos para hacerlos felices. Por eso, quise dejar claro quién es bueno y feliz de verdad, a pesar de sus limitaciones, y quiénes sólo lo son en apariencia.

– Supongo que te refieres a las ”bienaventuranzas“, que hoy hemos escuchado en el Evangelio. El Papa ha dicho que son el «carnet de identidad» de todo cristiano.

– Francisco, como buen argentino, tiene ingenio y gracia para decir las cosas. Me alegro de que los cardenales le eligieran como Papa para estos tiempos que tanto necesitan de gente como él, que ame a los pobres.

– Bueno, algo tendría que ver tu Espíritu Santo en esa elección, supongo. Pero, hablando de todo, ¿no piensas que ese carnet de identidad es demasiado exigente y algo contradictorio? ¿Quién va a creer que siendo pobre, misericordioso, pacificador, limpio de corazón o teniendo hambre y sed de justicia va a ser feliz? Lo único que conseguirá será crearse un montón de problemas.

– Pues ya ves -respondió mientras daba un sorbo al café, que, enfrascados en la charla, se nos estaba enfriando-. Ya ves la cantidad de gente de todos los tiempos que se han decidido a seguir este camino y son dichosos, empezando por mí, que para eso los teólogos me llaman «el primer bienaventurado».

Me quedé cortado por la rotundidad de sus palabras y, antes de que me repusiera, continuó: la nómina de santos y santas de toda condición se cuenta por miles. Algunos son más conocidos que otros, pero todos viven y son felices. ¿Quieres nombres? Pues, ahí tienes a Francisco de Asís y su compañera Clara, Mónica, la madre de Agustín, Teresa de Jesús, Maximiliano Kolbe, Florentino, el ”Pelé“, los Mártires Claretianos de Barbastro, Tomás Moro, Catalina de Siena…, y el último, Carlos Acutis, un chaval de 15 años. Si los cito a todos, aun sin contar a los de «la puerta de al lado», como dice vuestro Francisco, no terminaríamos en toda la mañana.

-Cierto -confesé- y todos tienen una cosa en común: han ido contracorriente con respecto a lo que es costumbre. ¡Eso les ha hecho libres y dichosos!

Él asintió y no había más que decir. Pagamos y nos despedimos hasta el próximo domingo.

Pedro Escartín Celaya

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