Más de 6.000 alumnos, desde Infantil y Bachillerato, reciben clases de Religión en la Diócesis de Barbastro-Monzón. De ello se ocupan 60 profesores que, en los diferentes centros educativos de las seis comarcas orientales, imparten esta materia. La responsable diocesana del área de Enseñanza, sor Paquita Giménez Artieda, repasa cifras, responsabilidades y actualidad de la enseñanza religiosa.
¿Quién es nuestra delegada de Enseñanza, quién es sor Paquita?
Soy una Hija dela Caridad de San Vicente de Paúl y por lo tanto receptiva y abierta a las necesidades que surjan en mi entorno, tratando de responder a ellas desde el carisma vicenciano que se manifiesta desde la cercanía, preocupación por el otro, colaboración con otros agentes y entidades que trabajan por dignificar a la persona, pues no hay necesidad que nos sea ajena. Mi servicio ha estado siempre vinculado a la educación y a la pastoral tanto escolar como parroquial, ambas me entusiasman y dinamizan.
Quien me conoce bien dicen que soy: constante, animada, optimista, buena persona, dinamizadora, emprendedora, tímida, con un poco de genio y tozudez… yo digo, que hago lo que puedo con todo esto y que en muchos servicios estoy siempre dispuesta aprender.
Como responsable del área de Enseñanza en Barbastro-Monzón, ¿qué competencias, responsabilidades y atribuciones le corresponden?
Desde hace cinco años estoy viviendo en Barbastro y en este último año desde la Diócesis se me pidió coordinar el Área de Enseñanza Religiosa y, por lo tanto, me he ocupado de conocer la realidad escolar y de su relación con la pastoral de la Iglesia Diocesana: necesidades, urgencias, perspectivas, previsiones y soluciones que se le van dando; aplicación legislativa; verificación de datos estadísticos…
Además, desde el área buscamos integrar la pastoral educativa en la pastoral global diocesana, y coordinarlas; promover ámbitos de encuentro, estudio y diálogo para profesores a fin de poner en común su fe, actualizar su formación y compartir sus experiencias; además de proponer las personas que puedan ser designadas para Profesores de Religión y Moral Católicas, presentado al Obispo la propuesta de nombramiento de los profesores de Religión.
Es muy importante también atender a la formación permanente y renovación pedagógica del profesorado, mediante cursillos de actualización, en colaboración con los Centros de profesores y con la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, así como sensibilizar al Pueblo de Dios y a las comunidades cristianas sobre la importancia de la enseñanza religiosa escolar y de su función en la sociedad, como lugar de evangelización, como cauce de progreso humano en justicia, verdad y libertad, y como medio para la edificación de la Iglesia local.
También nos corresponde establecer e intensificar relaciones institucionales con las estructuras de educación escolar, colaborar con otros organismos pastorales para acciones más coyunturales y participar en las reuniones, actividades y programas que se establezcan, tanto a nivel regional como nacional, para la debida cooperación y acción pastoral común, en el campo educativo. Y, por supuesto, conseguir un profesorado cada día más competente a nivel pedagógico a través de una formación permanente, y sobre todo, que sienta la labor que desempeña como una vocación y tarea eclesial, además de permanecer en contacto con la FERE, con otros Delegados Diocesanos y los centros religiosos concertados, y mantener las relaciones oportunas con la Administración pública en materia de enseñanza para una mayor dignificación del área.
¿Cuántos profesores de Religión imparten clases en colegios de nuestra Diócesis? ¿Cuál es su perfil?
Según los datos del curso 23-24, contamos con 60 profesores. En centros públicos hay 28, 21 en Educación Infantil y Primaria y 7 en Bachillerato; el resto, 32, están en concertados: 7 en Bachillerato y 25 en Infantil y Primaria.
El profesor de Religión debería reunir una serie de competencias personales de vocación, coherencia, equilibrio personal, sentido de entrega y gratuidad, identidad cristiana y responsabilidad. Pero también competencias pedagógicas, comenzado por la formación, con una titulación adecuada, los estudios de Ciencias Religiosas y DECA, además de aspectos teológicos y bíblicos, más allá de su capacitación profesional. Tiene que saber trabajar en equipo, estar implicado en el mundo y ser testigo activo del Evangelio.
¿Qué demanda tiene la asignatura hoy?
En centros públicos la escogen 4.339 alumnos, distribuidos en Infantil (777), Primaria (2.193), Secundaria (1288) y Bachillerato (81); en concertados, 1.775: 239 en Infantil, 800 en Primaria, 647 en Secundaria y 35 en Bachillerato. Vemos que asisten a clase de Religión los alumnos en cuyas familias perduran raíces cristianas y consideran que cursar la clase de Religión es necesaria para su educación. Saben que la religión ha sido generadora de una cultura de respeto, dignidad de la persona, derechos humanos, amor a los pobres, sensibilidad ante el dolor y la necesidad, valores que ellos consideran válidos para sus hijos.
A veces se puede confundir la clase de Religión con la Catequesis, pero no lo es lo mismo. ¿Cuáles serían las diferencias?
La Enseñanza Religiosa Escolar y la Catequesis de la Comunidad Cristiana tienen ámbitos distintos, diversa fuente de iniciativa, distinta intencionalidad en los destinatarios, objetivos diferenciados, pero las dos se necesitan y complementan. Pensemos que una catequesis viva en la comunidad es el ámbito más apropiado para que fructifique la enseñanza religiosa y una buena enseñanza religiosa escolar creará el deseo de una plena catequización en el seno de la comunidad cristiana.
ENSEÑANZA RELIGIOSA ESCOLAR | CATEQUESIS | |
1. El lugar | La escuela como espacio de relación académica y pedagógica. Por eso, la asignatura de Religión tiene cabida en el currículum educativo, porque educa a las personas en su integridad, y la Religión forma parte de ella. Es inherente al ser humano”. Responsables: el Gobierno y las Jerarquías religiosas. | La comunidad eclesial como ámbito de comunión en la fe. En la catequesis se parte ya de una vivencia de la fe, en la que se quiere profundizar. Hay una vivencia más particular y profunda y por eso se hace en el ámbito parroquial”. Responsables: Toda la comunidad cristiana. |
2. La intención de los destinatarios | El alumno o sus padres pretenden que lo religioso se integre en la formación humana, en la cultura, en los demás saberes que el alumno recibe. | Se supone una intención explícita y directa de vivenciade la fe y una integración en la comunidad eclesial. |
3. Los objetivos | Promueve el diálogo del Evangelio con la cultura, la incorporación del saber de la fe en el conjunto de los demás saberes, la integración de la actitud cristiana en la actitud global del alumno ante la vida. | Procura la iniciación y la maduración de la fe del cristiano dentro de la comunidad mediante la formación intelectual, las celebraciones litúrgicas, el compromiso personal. |
4. Las personas a las que se dirigen | Se dirige a sujetos creyentes y a no creyentes Los destinatarios de la E.R.E. pueden ser: * creyentes: contribuye indirectamente a su maduración religiosa. * simpatizantes: contribuye a su posible acceso a la fe. | Va dirigida, en general, a quienes ya tienen una adhesión de fe, al menos inicial. * creyentes: tiende a madurar su experiencia inicial de fe (catequesis propiamente dicha). * simpatizantes: tiende a iniciarlos en la experiencia básica de la fe (proceso catecumenal). |
5. Los métodos pedagógicos | La programación, las técnicas didácticas, las actividades…son semejantes a las de las demás disciplinas escolares. | Métodos pedagógicos propios de la catequética. |
6. La evaluación | Evalúa los conocimientos que los alumnos adquieren sobre el hecho religioso, las diferentes manifestaciones religiosas y especialmente la religión cristiana, por ser, entre otras cosas, el substrato de nuestra cultura occidental. | Valoración de la fe personal. |