El 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, se celebra la Jornada Mundial del Enfermo, una campaña que volverá a celebrarse el proximo 9 de mayo con la Pascua del Enfermo.
El lema de este año, ‘Cuidémonos mutuamente’, se inspira en el pasaje evangélico en el que Jesús critica la hipocresía de quienes dicen, pero no hacen (Mt 23,1-12). Se trata de poner el foco en la relación de confianza como fundamento del cuidado del enfermo.
Sobre esta jornada, el Papa destaca la importancia de brindar una atención especial a las personas enfermas y a quienes cuidan de ellas, tanto en los lugares destinados a su asistencia como en el seno de las familias y las comunidades. En particular, señala, a las personas que sufren en todo el mundo la pandemia del coronavirus, así como a los más pobres y marginados.
De cuidador a cuidado
Precisamente, esta conexión entre cuidador y paciente la conoce como nadie el médico de Zaragoza y a la vez paciente de coronavirus, Jesús Lasso.
En esta pandemia, Jesús ha pasado de médico, atendiendo a los pacientes con Covid-19, a paciente de la noche a la mañana. «Como médico», recuerda, «pude vivir la primera ola de pacientes, vimos la soledad de los pacientes que no podían estar acompañados por sus familiares y cómo nosotros intentábamos que contactaran con ellos de alguna manera. Después, enfermé de un día para otro, estuve confinado en mi casa y, al agravarse los síntomas, tuve que ingresar y experimenté en primera persona lo que es la soledad. Me ayudó mucho una carta de san Pablo que dice «es feliz el que vive para los demás». Y así lo he experimentado tanto en mis compañeros, que se volcaron en mí, como en todo el servicio que yo puedo hacer a los demas. Es fundamental tener compasión y ponerme en la piel de los demas».
Misa en el Pilar
Esta máxima de san Pablo la sigue cada integrante, cada voluntario de las delegaciones de Pastoral de la Salud de la Iglesia con su cuidado constante a los enfermos, a sus desvelos y necesidades. Una llamada, una compañía, aunque sea en la distancia, y la asistencia con los sacramentos. En dos palabras, ‘haciendo familia’.
Por ello, la delegación de Pastoral de la Salud de Zaragoza no quiere dejar de celebrar un día que representa tanto y sobre todo rezar por aquellos que lo necesitan y que están en sus días más difíciles. Así, con toda la sencillez posible de formas y de acuerdo con las restricciones sanitarias, celebrarán una eucaristía en la catedral-basílica de Nuestra Señora del Pilar el jueves 11 de febrero a las 17.00 horas y presidida por el arzobispo de Zaragoza, don Carlos Escribano.
Pilar Molina, delegada de este campo en Zaragoza, agradece «el esfuerzo y dedicación de hospitales, residencias, parroquias y voluntarios. Nuestra pastoral no es de brillo, pero debemos ser mensajeros de alegría, esperanza, humanidad, cercanía y sobre todo de la ternura de Dios sobre ellos».
Hospitalidad de Lourdes
A esta cita en el Pilar no faltará una representación de la Hospitalidad de Lourdes en Zaragoza, que sigue celebrando como siempre una misa en la Santa Capilla los días 11 de cada mes presidida por el canónigo José Mara Bordetas, capellán de la Hospitalidad.
El presidente, José Luis Sánchez, reconoce que «debido a que nuestro principal objetivo es promover la peregrinación de enfermos al Santuario de Lourdes, apoyados por jóvenes que actúan como voluntarios para la ayuda a esos enfermos, el Covid nos afecta doblemente, por un lado por ser personas vulnerables y por otro porque hay que pasar a otro país con normas y directrices distintas a las españolas».
La Hospitalidad no ha podido celebrar reuniones desde la pandemia aunque la comunicación entre todos los voluntarios y coordinadores ha sido fluida gracias a las nuevas tecnologías. La vicepresidenta Pura Barco, médico de profesión, comenta que ha podido visitar a varios ancianos de residencias y también a los que pertencen a su zona. «El resto de voluntarios», afirma Barco, «aunque no han podido visitar a sus abuelitos, sí han podido hablar con ellos a través del teléfono».
