Seis nuevos sacerdotes para el servicio de la Iglesia diocesana de Zaragoza

José Antonio Calvo
2 de noviembre de 2018

El otoño está siendo para las diócesis aragonesas un verdadero tiempo de recolección de los frutos: los cuatro primeros diáconos permanentes de Aragón, siete nuevos presbíteros y dos diáconos en camino al presbiterado. A las primeras ordenaciones, acaecidas en las diócesis de Teruel y Albarracín y de Zaragoza, se suman las que van a tener lugar durante el mes de noviembre: seis nuevos presbíteros para Zaragoza; uno para Barbastro-Monzón; y dos nuevos diáconos transitorios (es decir, en camino hacia la ordenación sacerdotal) en Teruel y Albarracín. Todos se han formado en el Seminario Metropolitano de Zaragoza y, durante los últimos meses, están viviendo la etapa pastoral en sus diócesis de pertenencia.

El otoño está siendo para las diócesis aragonesas un verdadero tiempo de recolección de los frutos.

La primera cita es este domingo, 4 de noviembre, a las 17.00 horas, en la catedral basílica de Nuestra Señora del Pilar. En ella, el arzobispo Vicente ordena presbíteros a los diáconos diocesanos de Zaragoza Miguel Ángel Gan, Nehemías García, Samuel Pérez, Fernando Puértolas, Carlos Rosas y Evertz Vallejo. Los destinos pastorales son respectivamente: vicario parroquial de Santa Isabel; párroco de Herrera de los Navarros; vicario parroquial de Cristo Rey y responsable de pastoral del colegio diocesano Santo Domingo de Silos; miembro del equipo sacerdotal de la unidad pastoral de Valderrobres; vicario parroquial de Zuera y vicario parroquial de Santa María, Reina de los Mártires, en Parque Goya.

Con posterioridad será ordenado presbítero al servicio de Barbastro-Monzón el diácono Óscar Vives. La celebración tendrá lugar el domingo 11 de noviembre en la catedral de Barbastro, a las 18.00 horas. Finalmente, los seminaristas de Teruel y Albarracín Freddy Narváez y Wilberto García serán ordenados diáconos el domingo 25 de noviembre en la catedral de Teruel, a las 17.30 horas. Aunque los números sean buenos, es necesario seguir orando y trabajando por el fomento de todas las vocaciones para bien de la Iglesia. Hoy más que nunca son necesarias las familias verdaderamente cristianas en cuyo seno los hijos puedan escuchar y seguir la voz del Señor que les llama.

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