INTRODUCCIÓN
Hoy celebramos la fiesta de Santa María, Madre de Dios. Y no es que María engendrara a Dios de modo que sin ella, Dios no existiría. Eso sería una herejía. La cosa es mucho más sencilla. A la madre de un hombre sencillo que ha llegado a ser presidente del Gobierno se le llama la madre del presidente. Y a la madre de un pobre y humilde sacerdote que ha llegado a ser Papa se le llama la madre del Papa. Y a la madre de Jesús que, además de ser hombre, es también Dios, se le llama madre de Dios. Lo asombroso es que Dios se manifieste en un niño a quien sus padres tienen que recostar en un pesebre, porque no había para ellos sitio en la posada.
TEXTOS BÍBLICOS
1ª Lectura: Num. 6,22-27 2ª Lectura: Gal. 4,4-7
EVANGELIO
San Lucas (2,16-21):
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción
REFLEXIÓN
¿Qué nos da María en este primer día del año?
1.- Un Niño nacido de mujer. Nada más vulgar y corriente que un recién nacido. Todos los días nacen niños. Pero todo niño que viene a este mundo goza de una especial bendición de Dios. Es bello todo lo que nace: el nacimiento del día, el nacimiento de una fuente, el nacimiento de una flor. ¿Qué diremos del nacimiento de un niño? Alguien ha dicho muy bien que “cuando nace un niño es la señal más clara de que Dios sigue amando este mundo” Y sigue sonriéndonos. ¿Qué diremos del nacimiento de Jesús? Jesús nace en lo sencillo, en lo pequeño, en lo cotidiano.
“Nacido de mujer” en aquella época tan machista no deja de tener un dejo de desprecio. Pero gracias a esta mujer, todos nosotros somos “hijos de Dios” y podemos llamar a Dios ABBA. La primitiva comunidad no ha querido traducir esta palabra original aramea tal y como la pronunciara Jesús. Dios es ABBA. Dios es “papá”. Con esta mujer nos ha venido Jesús y con Él toda la ternura de Dios Padre.
2.- Un nuevo calendario. Comenzamos hoy un año nuevo. Se nos entrega un calendario nuevo para que lo estrenemos cada día. Con Jesús comienza el estreno, el asombro, la sorpresa. Llegó la plenitud del tiempo, es decir, el “cronos” pasó a ser “kairós”. El tiempo nuestro tan vacío, tan mediocre, tan superficial, se llenó de sentido y de plenitud. Ya la vida tiene otro color y otro sabor. Todo lo vivido con Cristo merece la pena que lo conservemos. Como María “guardaba todo en el corazón”. No lo guardaba en la mente, sino en el corazón. Todo lo amaba. El peso de la vida es el amor; y si amamos mucho, la vida tiene un peso, un valor. Por lo demás, desde el momento que Dios se ha hecho hombre, toda persona que nace tiene su dignidad de hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza.
3.- Un ramo de olivo. Este primer día del año se celebra el día de la paz. No se habla de una paz, como “ausencia de guerra”, sino de una paz paradisiaca. Es la paz de nuestros primeros padres en el paraíso antes del pecado: estaban en paz y harmonía con Dios, con la naturaleza y con ellos mismos. No olvidemos que María, al no tener pecado, nunca fue arrojada de ese Paraíso. Ella es un auténtico jardín donde Dios baja a pasear y deleitarse en ella, como lo había hecho con nuestros padres. María recoge todos los sentimientos de paz que están presentes en los profetas. Ella, como buena madre, ora para que “de las espadas se forjen arados y de las lanzas podaderas” (Is. 2,2-5). Que los instrumentos de guerra se transformen en instrumentos de paz.
PREGUNTAS
1.- ¿Estoy convencido de que no puedo vivir en paz sin contar con Dios? ¿Me preocupa el estar yo en paz conmigo mismo para poder dar paz a los demás?
2.- ¿Caigo hoy en la cuenta de la cantidad de tiempo que he perdido en este año pasado? ¿Cómo lo voy a recuperar en este Año Nuevo?
3.- ¿Suelo dar gracias a Jesús por el regalo que nos hizo al morir al darnos por madre a su propia madre?
Los sentimientos de este día, en verso, suenan así:
Te damos gracias, Señor,
por el don del Año Nuevo:
un árbol con doce ramas
con sabor a olivo viejo.
Entre sus hojas, nosotros
colgamos nuestros deseos
de salud, de paz, de amor,
de los más bonitos sueños.
Pero, sabemos, Señor
que todos nuestros proyectos
fallarán, si no aceptamos
al Salvador verdadero.
Hoy nos lo ofrece su Madre,
Acurrucado en su pecho.
Jesús es para nosotros
Una “bendición del cielo”
Si organizamos la vida
sin Jesús, sin su evangelio,
habremos perdido el año,
habremos “matado el tiempo”
Pero, con Jesús, podemos
sembrar en nuestro barbecho,
trescientas sesenta y cinco
semillas de amor fraterno.
Gracias, Señor, por Jesús,
Salvador de nuestro Pueblo.
En el año dos mil veinte y uno
Será “nuestro amor primero”.
(Compuso estos versos José Javier Pérez Benedí)
ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA
Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud, en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén