Juan Francisco Bohórquez (Cádiz, 1957) es un médico y sacerdote andaluz que vive en Zaragoza desde hace más de treinta años. No ha perdido nada de su acentazo. Perteneciente a la prelatura del Opus Dei, es socio del Centro Español de Sindonología y, por nombramiento del Arzobispo, consiliario de la Cofradía del Santo Sepulcro de Zaragoza. En el domingo en que celebramos la Misericordia Divina, nos acercamos al misterio de este paño que conserva la huella del Jesús muerto y resucitado.
¿Cuál es su conexión vital con la Sábana Santa? En 1972, a mi padre que era médico le encargaron una conferencia -’Aspectos médicos de la Pasión del Señor’- y uno de los materiales que mi padre utilizó fueron diapositivas de la Sábana Santa. Yo le ayudé. Ahí nace mi interés hacia la Sábana Santa y, en concreto, hacia los aspectos médicos de la Pasión del Señor en la Sábana Santa.
¿Cuál es el estado de la cuestión de la investigación sobre la Síndone? Actualmente se mantiene la investigación y se siguen descubriendo detalles. Por ejemplo, se está poniendo en relación con el Sudario de Oviedo: similitudes antropométricas entre las marcas de sangre del Sudario de Oviedo y las de la Sábana Santa.
¿Prueba la Santa Sábana aquello que narran los Evangelios? No prueba nada. Confirma que los relatos de la Pasión, contenidos en los Evangelios, se muestran en la Sábana Santa. Lo que cuentan los Evangelios se da en el hombre de la Síndone.
¿Qué dice la Síndone de la muerte del Señor? Es el lienzo en que fue envuelto un cadáver. El hombre de la Sábana Santa está muerto, con todas las heridas que presenta. Desde el punto de vista médico, estudiar el Santo Lienzo puede ser asimilable a realizar una autopsia. Por ejemplo, es posible decir que de la herida del costado de este hombre salió sangre y ‘agua’.
¿Y de su resurrección? Si yo tengo un relato de la Pasión que se corresponde con lo que muestra la Sábana Santa y tengo un relato que me habla de la Resurrección, a mí la Sábana Santa me confirma que este relato es verdadero. Pero el objeto de fe es el Evangelio, no la Sábana. Para mí la Sábana es una confirmación: sobre todo por el hecho de cómo se formó la imagen. Aunque esto corresponde a la física, no a la medicina.
¿Al contemplar la Sábana Santa se puede vislumbrar algo de la Divina Misericordia? Sin lugar a dudas. Cuando el Señor resucitado se presenta a los discípulos, a los que le habían abandonado, les enseña las marcas de los clavos y el costado, signos de su tormento. Y la vista de estas heridas no les llena de dolor, sino de paz; no les provoca rechazo, sino alegría. La permanencia de las heridas es el sello del amor de Dios, que no deja resquicio a la desconfianza.
¿Existe una espiritualidad de la Sábana Santa? Sí, la de la confianza: a pesar de nuestras respuestas tantas veces mediocres y frías, el Señor nunca se va a arrepentir de lo que ha hecho por nosotros. Como dice el papa Francisco: “Sus llagas permanecen porque son indispensables para creer en Dios. No para creer que existe, sino para creer que es amor, misericordia, fidelidad”.
¿Existe alguna vinculación entre la Sábana Santa y Aragón? Sí, en Campillo hay una ‘copia auténtica’ de la Sábana Santa. Algunas princesas de la Casa de Saboya, propietaria de la Síndone hasta 1983, extendían sobre la Sábana Santa otros lienzos e iban calcando la imagen. El de Campillo sería, por tanto, un lienzo que ha estado en contacto con la reliquia y recoge una copia de la imagen.
A su juicio, ¿cuál es el mayor misterio que esconde la Sábana Santa? El de la Pasión, que está ahí reflejada; el de la Muerte, que está confirmada; y el de la Resurrección del Señor, objeto de nuestra fe.