El pasado fin de semana, el colegio San Vicente de Paúl de Barbastro acogió el retiro cuaresmal de las religiosas y religiosos de CONFER de nuestra diócesis. El sacerdote Edison Giraldo, de la Unidad Pastoral de Graus, fue el encargado de predicar acerca del tema central: «ayudarnos a descubrir el proyecto de Dios Padre, que no es otro que el proyecto que Jesús vino a traernos. El proyecto del Padre no es la cruz. Dios no quiere el sufrimiento de sus hijos, ni tampoco el de su Hijo primogénito. Su proyecto es el reino al cual todos estamos llamados a ser felices», resume sor María Jesús Marcos, carmelita misionera teresiana.
A las puertas de la Semana Santa, las participantes reflexionaron acerca de que «lo que llevó a Jesús a la cruz fue la ceguera de los fariseos que, a pesar de que esperaban al Mesías, teniéndolo delante de sus ojos y viendo los signos que realizaba, lo acusaban de no cumplir la ley de Moisés. No se fijaban en los signos, se fijaban en las normas, en la ley.» En ese sentido, subraya que «la vida religiosa no es un camino de cruz y sacrificio, sacrificio y renuncia. Dios eleva y dignifica nuestros planes. Por eso, con nuestra vida tenemos que demostrar la alegría de servirle y colaborar con el proyecto de hacer conocer y vivir el Reino».
La religiosa recuerda que «Jesús asumió su naturaleza humana, se sintió abandonado. Aceptó su fracaso, asumió. Asumió todo lo que le vino. Haciéndose nada, infeliz, un pobre entre los pobres. En los Evangelios vemos en más de una ocasión que Jesús anuncia su próxima pasión, muerte y resurrección». Y sobre ese anuncio, detalla, llamó la atención el padre Edison: «los evangelios fueron escritos después de la resurrección. Entonces, no es tanto las palabras de Jesús fueran literales que anunciaba esto, sino que ellos después en la resurrección, como dice Juan, cuando vio el sepulcro vacío, vio y entendió. Tenían miedo de preguntarle, pero después ya lo entienden. Entienden el sentido de la pasión». Eso nos deja una lección importante: «que no hay salvación sin libertad. Él nos ofrece la salvación, pero depende de nuestra libertad. Dios nos ha hecho libres y seremos felices si vivimos la experiencia de un Dios Padre que nos envía Jesús para que conozcamos el amor misericordioso de Dios Padre, que nos creó para ser felices como lo es Él».
Reflexiones de un retiro para aplicar en el día a día. «Lo importante, concluye, no es tanto que nuestra parroquia funcione, que que vaya todo bien, que tengamos grupos, sino que tengamos presente esa experiencia viva de Cristo y que sea Él el centro de toda nuestra vida cristiana y que transmitamos con nuestra vida también».
