La Colegiata de Santa María de Calatayud ya está abierta de nuevo. Después de doce años cerrada y tras unos importantes trabajos de rehabilitación hoy, por fin, ha abierto sus puertas para recibir a fieles y a todo aquel que quiera conocer uno de los templos de la Diócesis de Tarazona que cuentan con la declaración de patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El acto de inauguración, que se ha celebrado esta mañana, ha contado con más de 200 invitados, y en él han intervenido el alcalde de la ciudad, José Manuel Aranda, el secretario general de Agenda Urbana y Vivienda del Ministerio de Transportes, David Lucas, el arquitecto responsable de las obras, Fernando Alegre, y Mons. Eusebio Hernández Sola, obispo de la Diócesis de Tarazona.
También han estado en el evento la delegada del Gobierno en Aragón, Rosa María Serrano; el presidente de las Cortes de Aragón, Javier Sada; el vicepresidente segundo de las Cortes de Aragón, Ramiro Domínguez; el presidente de la DPZ, Juan Antonio Sánchez Quero; la directora general de Patrimonio del Gobierno de Aragón, María Sancho; la directora general de Turismo del Gobierno de Aragón, Gloria Pérez, entre otras autoridades nacionales, autonómicas, provinciales y locales.
El alcalde de Calatayud ha abierto el acto y ha destacado la colaboración institucional que ha hecho posible la rehabilitación de la Colegiata. «Durante una década hemos llamado a las puertas de muchas instituciones y gracias al esfuerzo conjunto hemos logrado llevar a buen puerto esta rehabilitación que en sus inicios parecía imposible».
El secretario general de Agenda Urbana y Vivienda del Ministerio de Transportes, David Lucas, ha recalcado el «magnífico trabajo» que se ha conseguido entre todas las partes implicadas y ha subrayado que en el ministerio se hacen obras de gran envergadura, pero que son las de este tipo, las relacionadas con el patrimonio histórico en pequeños y medianos municipios, las que más impacto tienen a pesar de ser de menor cuantía.
Fernando Alegre, arquitecto responsable de los trabajos que se han hecho en la Colegiata, ha explicado cómo había sido la obra y cómo se ha recuperado el color y la luz del templo.
D. Eusebio, que ha clausurado el acto institucional, ha manifestado que para él representa «una inmensa alegría esta reapertura» y también ha resaltado la colaboración institucional. «Mil gracias a todos las personas que han trabajado para conseguir este magnífico regalo que hoy recibimos». «Es un proyecto muy importante para Calatayud, pero también para toda la Diócesis de Tarazona», ha continuado para concluir que «la grandiosidad de la Colegiata y su belleza nos invitan a dirigir la mirada hacia Dios».
El acto ha finalizado con la interpretación del himno de Calatayud a cargo de Nacho del Río.
El próximo domingo, 15 de mayo, se celebrará una eucaristía a las 12 del mediodía que será retransmitida por TRECE. La misa estará presidida por el obispo de Tarazona, Mons. Eusebio Hernández Sola, y asistirá también el obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández.
CRONOLOGÍA DE LAS OBRAS
El Gobierno de Aragón actuó de emergencia en 2011 en el arco toral, la cimentación de columnas y la consolidación de la cúpula, unas obras que evitaron el colapso del inmueble. Más adelante fue el Instituto de Patrimonio Cultural de España quien invirtió 350.000 euros para la restauración de la sacristía y el ábside.
Pero el impulso definitivo para Santa María llegó en 2016 con la firma de un protocolo general entre el Ministerio de Fomento, Ayuntamiento de Calatayud y Diócesis de Tarazona tras la visita de Mario Cortés, subsecretario de Estado de Fomento. En ese momento se planifica la rehabilitación integral para hacer posible la apertura de la iglesia.
En una primera fase se actuó en la cúpula (321.000 euros) y más adelante se invirtieron 2,3 millones de euros en «la parte más visible»: la restauración de las bóvedas interiores, la recuperación de cromatismos del siglo XVIII, la apertura de ventanas, el cosido de grietas, etc. Uno de los objetivos del arquitecto ha sido «recuperar el aspecto original de Santa María, que en su origen era un templo lleno de luz». Y ese es, sin duda, la impresión general que todos los asistentes a su reapertura han destacado.