El domingo 5 de junio tuvo lugar el Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar que la Iglesia celebra en Pentecostés. Por este motivo, Rafael Nogués, militante de la Hermandad Obrera de la Acción Católica y secretario general del Consejo diocesano de Acción Católica en Zaragoza, nos explica la labor fundamental que tiene el laicado en la misión evangelizadora de la Iglesia.
¿Qué misión asumen los laicos que integran la Acción Católica?
Los movimientos de la Acción Católica no tenemos un fin particular o propio, porque nuestra tarea brota del bautismo y del ser Iglesia. Su misión es el fin apostólico de la Iglesia: Evangelizar y formar cristianamente la conciencia de las personas.
Los movimientos de la Acción Católica, según la misión encomendada a cada uno de ellos, estamos presentes en parroquias y en diversos ambientes: jóvenes, barrios, mundo rural, ámbito profesional, o el mundo del trabajo.
¿Qué puede aportar un laico frente a un sacerdote o religiosa?
Todos los miembros de la Iglesia somos sujetos activos de evangelización. Con igual dignidad de hijos e hijas de Dios, aunque con carismas y vocaciones diferentes. Los laicos están presentes en los diversos ambientes de la vida cultural, social, económica y política. Por lo que pueden aportar una experiencia y una praxis, que permite un mayor conocimiento y relación entre la Iglesia y las realidades sociales.
¿Cómo percibe Acción Católica la presencia del laicado en las diócesis aragonesas?
Desde la Acción Católica percibimos, en general, un laicado que manifiesta su pertenencia y preocupación eclesial. Pero tan apenas por transformar la realidad en la que vivimos, caracterizada por el aumento de la desigualdad; la precariedad laboral, en especial entre jóvenes, mujeres y migrantes; y la inaplazable toma de conciencia y postura ante la crisis ambiental.
El compromiso social y transformador de los y las militantes de la Acción Católica, se sustenta en el cuidado de una honda espiritualidad evangélica (…)
¿De qué forma se concreta la labor de Acción Católica?
Los movimientos de la Acción Católica, según la misión encomendada a cada uno de ellos, estamos presentes en parroquias y en diversos ambientes: jóvenes, barrios, mundo rural, ámbito profesional, o el mundo del trabajo. En los cuales, a través de la presencia de sus militantes en las realidades, grupos e instituciones sociales, pretendemos ser fermento de transformación cristiana del mundo.
¿Las jerarquías en Iglesia son un impedimento para promover nuevas formas de evangelización?
Es evidente que estamos en un cambio de época, que también afecta a las formas de dar a conocer y transmitir el mensaje del obrero de Nazaret. Por ello, los movimientos de la Acción Católica participamos y nos involucrarnos en las iniciativas y propuestas que surgen desde las estructuras eclesiales: Congreso de laicos, Sínodo, Delegaciones diocesanas, propuestas de formación, etc.
¿Cuáles son las principales dificultades que encuentran en su día a día?
El compromiso social y transformador de los y las militantes de la Acción Católica, se sustenta en el cuidado de una honda espiritualidad evangélica, una formación organizada y sistemática, un planteamiento pedagógico que toma la vida como espacio formativo, y una preocupación misionera por el anuncio explícito de Jesucristo, Hijo de Dios.
¿A qué retos se enfrenta el laicado en la actualidad?
Desde la perspectiva de laicado, destacaría: la invitación a revisar las estructuras de la Iglesia y los canales de parti-cipación; la integración de las mujeres en un plano de igualdad y de asunción de responsabilidades; que la opción por lo pobres trascienda la enorme labor que ya se realiza, y la transmisión del mensaje evangélico haciéndose presente y encarnados en las periferias de la vida pública y social.