El pasado fin de semana se han celebrado los Ejercicios Espirituales organizados por la delegación de Catequesis de Zaragoza. Hemos estado un grupo de 28 catequistas de varias parroquias y pueblos de nuestra diócesis. Nuestro acompañante ha sido José Luis Saborido SJ, quien nos ha ayudado a meditar acerca de nuestra vida de fe y su proyección en la catequesis. Y he de decir que ha sido una gozada…
Hemos meditado sobre nuestra primera llamada, la Primera Alianza que Dios hizo con nosotros en nuestro bautismo, y sobre la segunda Alianza, la llamada a ser catequista, totalmente gratuita, a través de otros, mediaciones, sin olvidar que la iniciativa parte siempre de Dios.
También acerca de la necesidad de que nuestro estilo de vida esté marcado por la Alegría y la Esperanza. Jesús es siempre Buena Noticia, por lo que hemos de aprender a transformar lo negativo y abordarlo como un desafío, como una oportunidad de ver la acción de Dios en el mundo. Para esto, hemos hecho un ejercicio de memoria, recordando lo bueno que Dios nos ha regalado, elaborando nuestro propio Magnificat.
Al catequista también le asaltan tentaciones, y descubrimos que son las mismas que sufrió Jesús. Y al igual que Jesús, la fuerza para superarlas está en la oración, con la confianza de que el mismo Jesús viene en nuestra ayuda.
A través de tres pasajes evangélicos (La samaritana, Emaús, Felipe y El Eunuco) conocimos la pedagogía de Jesús. Su estilo «provocador» hace que se aviven en mí las ganas de seguir a Jesús, “¿seré capaz de despertar esas ganas en mis chicos?”.
Pero todo esto no tiene sentido si el catequista no es persona «con Espíritu», con interioridad, con audacia. Siempre he creído en la necesidad de la oración, personal y comunitaria, en la vida del cristiano, por supuesto en la del catequista.
También, han sido especialmente importantes para mí, las Eucaristías y la celebración comunitaria de la penitencia. Momentos de gracia y de encuentro con el Señor y con el resto de catequistas. Me sentí comunidad, grupo que camina en una misma dirección.
Y como también hay que dejar lugar al esparcimiento, disfrutamos y gozamos con una película sobre San Felipe Neri, un catequista muy especial.
Me siento muy feliz y muy agradecida tras esta experiencia de silencio, meditación y oración. Con el firme propósito de tener la «Evangelii Gaudium« del Papa Francisco como libro imprescindible. Motivada e impulsada a recuperar ese Amor primero, a mirar a los chiquillos como «tierra sagrada» que el Señor me ha encomendado. Animada a reforzar los lazos con el Señor, y a aprender a despegarme de los frutos, que tantas veces nos obsesionan, para poder vivir así la siembra, la catequesis con satisfacción y libertad. Y sobre todo, no olvidar que, sea abundante, escasa o inexistente la pesca, Jesús siempre nos espera en la orilla con las brasas encendidas…
Mila, catequista de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús