En el día de la Encarnación, la Iglesia celebra la Jornada por la Vida, con el lema «Abrazando la vida construimos esperanza». La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida recuerda que «a la luz de la revelación descubrimos con asombro y agradecimiento que cada persona ha sido creada por amor y para amar», al tiempo que constata los problemas de una sociedad en la que desciende la natalidad y aumenta el número de abortos.
La doctora Elena Vizcarro lleva siete años colaborando con el Proyecto Maternity, una oenegé de ayuda a la mujer embarazada nacida en Bilbao en 2010 e implantada en Huesca y Zaragoza. En la actualidad, Maternity atiende una media de 600 mujeres cada año, mujeres a las que ofrece un acompañamiento integral, no solo económico, durante y después del embarazo. Porque las situaciones en la que una gestante demanda ayuda, explica, son diversas: «están solas, son vulnerables han tenido problemas en el ambiente laboral, han estado en ambientes de violencia… Que no se sientan solas, que no se sientan abandonadas. Cada caso es muy distinto e intentamos ayudarles en todo lo que sea posible».
Eso, dicho rápido. Pero profundizando en las causas, hablamos de un contexto social, en un amplísimo sentido, que «no ayuda gran cosa». El deseo de ser madre se enfrenta a dificultades, desde laborales hasta la precariedad económica y la falta de ayudas, pasando por la carencia de un apoyo familiar, «que es duro decirlo, pero en ocasiones nos lo hemos encontrado». Otras veces, algunas mujeres se encuentran solas porque su pareja no quiere que el embarazo siga adelante y plantea la ruptura.
Ese «ataque a la maternidad» influye en la madre y «si encima tienes dificultades personales, no sabes por dónde salir, no sabes qué hacer, se complica». En ese momento, personal y completo, interviene Maternity «sin obligar a nada, pero ofreciendo otras alternativas al aborto. Me acuerdo de una de las primeras que llegó con dudas, siguió adelante y hoy su niña es una monada. Han tenido dificultades, pero está contenta de haber seguido ese camino».
La esperanza, señala, va unida al acompañamiento. «Cuando una persona siente que no está sola, la vida es distinta». La cercanía empieza con la escucha, herramienta contra la soledad de una sociedad individualista que, en ocasiones, no quiere oír problemas ajenos. «A a lo mejor dices, ¿que puedo hacer yo? Pues por un lado, escuchar, prestar apoyo en lo que se pueda. Pero nunca decir que ese no es asunto mío».
Sobre todo, porque sí hay alternativas pero la decisión no puede aplazarse durante meses. Si una embarazada necesita ayuda, no puede esperar cuatro o cinco meses a obtener una respuesta. «En ese tiempo la vida nos puede cambiar mucho. A veces no encontramos una solución económica, pero sí el ir dando pasos y buscando salidas, atendiendo las 24 horas del día», explica la doctora Vizcarro, que no escatima atención telefónica ni encuentros personales. En ellos se ha encontrado con muchas lágrimas de aquellas a las que les han dicho «haberlo pensado antes», aquellas que ya no sabían a qué puerta llamar. Mujeres solas, sin apoyos, sin medios, quizá con un despido del trabajo, y que en Maternity han encontrado un remedio a la desesperanza.
«Si estamos hablando de que necesitamos nacimientos porque la pirámide de la población está invertida, me parece que lo que tendría que haber es una ayuda para estas personas, como sí las hay en otros países», concluye. El momento que vivimos no solo no apoya la maternidad sino que, en muchas ocasiones, «la dificulta».
Maternity, www.proyectomaternity.org, atiende a nivel nacional en el 639 038 477 y Elena lo hace en el 636 239 433, tanto para la delegación de Huesca como para la de Zaragoza.