Por una Iglesia sinodal

Carlos Escribano Subías
17 de septiembre de 2021

El pasado 7 de Septiembre se presentaron en la Santa Sede el Documento Preparatorio y la Guía  práctica (Vademécum) para preparar la primera fase del XVI Sínodo de los Obispos, cuyo tema es: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. El 17 de Octubre se iniciará en nuestra diócesis la fase diocesana, después de celebrase en Roma, el 9 de Octubre, la apertura en la Iglesia Universal.   

Conforme a la propuesta de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, el recorrido para la celebración del mismo se articulará en tres fases, entre octubre del 2021 y octubre del 2023, pasando por una fase diocesana y otra continental, que darán vida a dos ‘Instrumentum Laboris’, o documentos de trabajo distintos, antes de la fase definitiva a nivel de Iglesia Universal. Esta primera fase, llamada diocesana, durará hasta abril de 2022 y tendrá como objetivo la consulta al Pueblo de Dios con la finalidad de que el proceso sinodal se realice en la escucha de la mayor cantidad posible de bautizados. 

Con la convocatoria de este Sínodo y sus diversas fases, “el Papa Francisco invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre un tema decisivo para su vida y su misión: «Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio». Este itinerario, que se sitúa en la línea del «aggiornamento» de la Iglesia propuesto por el Concilio Vaticano II, es un don y una tarea: caminando juntos, y juntos reflexionando sobre el camino recorrido, la Iglesia podrá aprender, a partir de lo que irá experimentando, cuáles son los procesos que pueden ayudarla a vivir la comunión, a realizar la participación y a abrirse a la misión. Nuestro “caminar juntos”, en efecto, es lo que mejor realiza y manifiesta la naturaleza de la Iglesia como Pueblo de Dios peregrino y misionero”. (Documento Preparatorio nº 1).

Coincide esta audaz iniciativa en la Iglesia Universal, con la concreción en nuestra Archidiócesis de la programación pastoral para los próximos años. Estoy convencido de que esta providencial coincidencia va a enriquecer sustancialmente nuestra tarea y nos va a aportar mucha luz a la hora de descubrir nuevos caminos de evangelización.

Todos estamos llamados a asumir este precioso cometido. En ello están trabajando los distintos órganos diocesanos que, en las próximas fechas, nos irán brindando pautas precisas para llevar adelante esta tarea tan necesaria. En definitiva, “todos estamos llamados en virtud de nuestro Bautismo a ser participantes activos en la vida de la Iglesia. En parroquias, pequeñas comunidades cristianas, movimientos laicos, comunidades religiosas y otras formas de comunión, mujeres y hombres, jóvenes y ancianos, todos estamos invitados a escucharnos unos a otros para escuchar los impulsos del Espíritu Santo, que viene a guiar nuestros esfuerzos humanos, infundiendo vida y vitalidad en la Iglesia y llevándonos a una comunión más profunda para nuestra misión en el mundo”. (Vademécum 1.2)

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