Del 27 de julio al 3 de agosto 55 fieles han peregrinado a Tierra Santa de la mano de la Unidad Pastoral de Monreal del Campo y nos han mandado un resumen de su experiencia.
Ilusionados aunque temerosos, iniciamos nuestro peregrinaje a la tierra de Jesús, José, María y los primeros apóstoles a las 03:00 horas de la mañana del jueves 27 de julio. Salimos en autocar desde Monreal del Campo; paramos en El Pedregal para recoger más peregrinos, y con una parada técnica en el Área 112 de la autovía del Nordeste, nos encontramos con la “Agencia Emaús viajes” en el aeropuerto de Madrid todo el grupo, 55 en total, encabezados por José Atienza (director de la peregrinación) y un sacerdote (Mn. Avelino). El grupo estuvo formado por peregrinos de: Monreal del Campo, Torrijo del Campo, Blancas, Calamocha, Villarquemado, Gea de Albarracín, Albarracín, Pinseque, Zaragoza y El Pedregal (Guadalajara).
Después de pasar todas las medidas de seguridad, que se agradecen a pesar de las molestias, subimos al avión de la compañía Air Europa, acompañados por nuestro ángel de la guarda, y aterrizábamos en el aeropuerto Ben Gurion (Tel Aviv) a las 14 horas, aproximadamente, donde el guía David de la agencia de viajes ya nos esperaba con el autobús, iniciando así nuestra peregrinación en Israel empezado en Haifa, visitando el Santuario “Stella Marís” dedicado a la Virgen del Carmen, donde entonamos la Salve Regina pidiendo la protección de la Stma. Virgen durante toda nuestra peregrinación. Desde la cima del Monte Carmelo pudimos contemplar las hermosas vistas de la ciudad de Haifa (tercera ciudad en importancia de Israel) y los jardines persas Bahai. Proseguimos hasta el Hotel, situado en Nazaret, muy cerca de la Basílica de la Anunciación.
Queremos compartir con todos vosotros lo que estos lugares han provocado en nuestras vidas. “Ebenu Shalom Alehem, Ebenu Shalom Alehem, Ebenu Shalom Alehem, Ebenu Shalom. Shalom, Shalom Alehem” (“La paz esté con nosotros, la paz esté con nosotros, la paz esté con nosotros, que con nosotros siempre, siempre esté la paz”) fue la canción escogida por el grupo como himno del peregrinaje, la que mejor representa nuestras emociones y sentimientos.
Y todas estas emociones, sentimientos y oraciones las hemos vivido visitando el Monte Carmelo, Nazaret, el taller de José, Bethelem, el campo de los Pastores, el desierto de Judea con los Beduinos que viven igual que en tiempos de Jesús, Ain-Karen donde la Virgen María cantó el Magníficat en su visita a santa Isabel, el río Jordán donde renovamos nuestras promesas del Bautismo, Caná de Galilea donde los matrimonios renovamos nuestro consentimiento matrimonial, el Lago Tiberíades, Genesaret o Mar de Galilea, Cafarnaúm con paseo en barca, Tabga donde Jesús realizó la multiplicación de los panes y los peces, el Monte de las Bienaventuranzas, el Monte Tabor de la Transfiguración, Magdala (el pueblo de María Magdalena), Jericó con el Monte de las Tentaciones, Betania, Betfagé, Jerusalén, Monte de los Olivos y la Gruta de Getsemaní, Monte de la Ascensión, Gruta del Pater Noster donde Jesús enseñó a rezar a sus discípulos, la Iglesia del Dominus Flevit donde Jesús lloró por Jerusalén, al Muro de las lamentaciones donde los judíos lloran por la pérdida del Templo, el Cenáculo, San Pedro in Gallicantu, la Vía Dolorosa donde acompañamos a Jesús rezando el Vía Crucis, el Monte Calvario donde pudimos tocar el hueco de la roca allí donde estuvo clavado el madero de Cristo en la Cruz, el Santo Sepulcro, la Iglesia de la dormición de la Virgen, la Prisión donde estuvo Jesús la noche del Jueves Santo, la fortaleza Antonia, Haifa, Qumran, Mar Muerto donde pudimos beneficiarnos de un buen baño de barro bajo un sol de justicia, el Zoco de Jerusalén donde regateamos a los comerciantes todo lo que pudimos y más…
El haber seguido de cerca los pasos de Jesús, María, Pedro… nos ha permitido profundizar más en nuestra fe, hemos conectado con el Espíritu de Tierra Santa, hemos sentido el Amor que el Padre nos tiene de una manera especial, que Jesús se nos da en cada Eucaristía, que María es una gran intercesora nuestra y que aunque caigamos una y otra vez, hemos de levantarnos de nuevo como Pedro, porque Dios nunca rechaza a un corazón arrepentido. Resumiendo: “IR A TIERRA SANTA ES IR A JESÚS”. Visitar la tierra del Maestro es leer, meditar y contemplar un “quinto Evangelio” que ayuda a la compresión y localización de los cuatro evangelios escritos; es adquirir la posibilidad de representarnos los Evangelios cuando los escuchamos o los leemos y que de ese modo se graben más profundamente en nosotros.
A pesar del gran calor el viaje ha sido maravilloso porque la “Agencia Emaús viajes” ha organizado muy equilibradamente la hoja de ruta y ha coordinado perfectamente todos los medios (guías, hoteles, buses, restaurantes, visitas, la seguridad, etc.); fuera de España nos hemos sentido como en casa, porque los componentes del grupo – sin conocernos previamente -, hemos sido capaces de reír, cantar y rezar juntos, compartir y velar unos por otros como una familia; y damos gracias, en especial, por Pepe y Avelino, que con su forma de guiarnos tan humana, tan próxima a la persona, y por otro lado, tan espiritual, nos han fortalecido en la fe en Cristo.
Desde aquí animamos a que peregrinen todos los cristianos “por lo menos una vez en la vida” a Tierra Santa, y a los que ya lo hemos hecho, les decimos que vuelvan a revivir esta bonita experiencia.
El grupo de peregrinos de: Monreal del Campo, Torrijo del Campo, Blancas, Calamocha, Villarquemado, Gea de Albarracín, Albarracín, Pinseque, Zaragoza y El Pedregal (Guadalajara).