PEJ22 V: El milagro de Sigüeiro

Luis Sierra
3 de agosto de 2022

Nada. ¡Nada! No existen palabras para describir lo que hemos experimentado esta tarde. Pero no adelantemos acontecimientos.

Hemos amanecido en Órdenes y, como decíamos ayer, la oración en común de esta mañana no ha pasado desapercibida. Lo que no sabíamos es que la jornada completa iba a ser un gran encuentro con Dios.

El sacerdote Samuel S. Pérez Ayala, consiliario de la PJV de Zaragoza, coordina los cantos.

Después de haber vivido dos caminatas más duras, lo cierto es que la andada de hoy nos ha parecido un leve paseo, en comparación. Han sido menos kilómetros y más llanos, hasta que hemos alcanzado Sigüeiro.

Al llegar, hemos tenido oportunidad de ducharnos y descansar, así como de descubrir el espectacular parque que se iba a convertir en el escenario de una tarde inigualable.

Lo tenía todo: árboles, un riachuelo y espacio suficiente para lo que se había preparado.

Conocíamos el plan, sabíamos que nos esperaba la adoración al Santísimo, una celebración penitencial y la Santa Misa. Lo que no podíamos imaginar era la profundidad de un momento tan especial.

Mons. Ángel Pérez Pueyo ha expuesto al Santísimo y nos ha regalado una reflexión que no ha dejado a nadie indiferente: «El mundo conoce nuestro nombre, pero a menudo nos llama por nuestro pecado. Dios conoce nuestro pecado… y, sin embargo, nos llama por nuestro nombre», ha dicho.

Una joven, emocionada, sollozaba en la primera fila, diciéndo para sí: «¡Todo era mentira, todo era mentira!», descubriendo —quizá— que estaba delante de la única Verdad.

¿Quién arriesgaría su vida por ponerse cerca de Mí?

Mientras adorábamos a Jesús, todos los sacerdotes se han repartido por el parque y han confesado durante un buen rato a la mayor parte de los peregrinos. Algunos comentaban entusiasmados: «¡Por fin! No me confesaba desde la Primera Comunión». Incluso hay quien ha afirmado: «Esto ha supuesto un punto de inflexión en mi vida».

Lo cierto es que no todos los días tiene uno la oportunidad de compartir una experiencia de Dios, tan honda, con otros 600 jóvenes.

Para culminar la tarde, Mons. Santos Montoya ha presidido una Eucaristía especial, en torno a la Palabra de hoy: «¿Quién arriesgaría su vida por ponerse cerca de Mí?» (Jr 30, 21).

Sin duda, esta tarde se ha convertido en un auténtico milagro. La preparación perfecta para alcanzar mañana Santiago de Compostela. ¡Ya no queda nada!

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