Esta mañana, hemos salido pronto, convencidos de que iba a ser una jornada dura, parecida a la de ayer. Jóvenes muy distintos, unidos, sabiendo que hoy superábamos el ecuador de nuestro caminar.
Hemos partido de Betanzos para alcanzar un punto de avituallamiento en Cruz de Leiro, al que ha seguido la llegada a Travesas, donde un autobús nos ha ido llevando, por grupos, hasta nuestro alojamiento en Órdenes.
Tras la reparadora ducha y la comida en común, hemos tenido la oportunidad de disfrutar de toda una tarde compartiendo buenos ratos de conversación, conociendo la ciudad. Se notaba la alegría en los lugareños de Ordes (Órdenes), cuando preguntaban con ilusión y curiosidad de donde veníamos o cuánto llevábamos caminado.
La comunión que hemos experimentado especialmente hoy es figura de la que conoceremos allí en Santiago, unidos a otros 12.000 jóvenes de toda Europa.
La Eucaristía nos ha unido aún más, cantando juntos todo tipo de música litúrgica. Mons. Satué, obispo de Teruel y Albarracín, ha presidido la celebración y ha introducido —entre otros— a Mons. Santos Montoya, obispo de Calahorra y La Calzada — Logroño, el cual ha sido recibido con una espontánea ovación.
Si tuviera que ponerle un título al día que hemos vivido hoy, sería ‘Unidad’.
Para terminar, hemos disfrutado juntos de buena música, tocando y cantando, además de escuchando, porque el pequeño concierto que nos ha dado La Rioja ha culminado un día único.
Esta noche, preguntando a varios jóvenes acerca de cómo titularían hoy la jornada completa, la joven María Fdez. Cendoya, que forma parte de la organización de PJV en Zaragoza, lo tenía claro: «Si tuviera que ponerle un título al día que hemos vivido hoy, sería ‘Unidad'».