Para mí, pertenecer al Opus Dei ha tenido un impacto positivo, ya que me ha permitido seguir haciendo lo mismo que antes pero tratando de hacerlo mejor, con mayor perfección, porque ya no lo hago solamente por motivos humanos, sino que ahora hay una razón sobrenatural que me ayuda, porque el amor a Dios me lleva a cumplir mejor mis deberes como cristiano y todas mis obligaciones diarias, como ayudar a mi esposa, a mis hijos y nietos, a mis amigos y compañeros, y a ver en los demás las cosas y cualidades positivas, en lugar de fijarme solamente en sus fallos o en sus defectos.
También me ayuda a ser más coherente con mis creencias, y a tratar de actuar en todo momento como un buen cristiano, no solo cuando voy a misa o cuando realizo mis prácticas de piedad.
Y como consecuencia de todo siento la necesidad de transmitir a los demás esa fe y esa alegría, que proviene de saber que soy hijo de Dios, y que él quiere lo mejor para todos nosotros.
Naturalmente, esa fe y esa alegría tienen que alimentarse mediante la práctica de unas normas de piedad, especialmente la oración y los sacramentos, y mediante una formación doctrinal que nos permita conocer cada vez mejor la doctrina cristiana tal como la recibe y la transmite la misma Iglesia, porque si hacemos las cosas sin comprender por qué, fácilmente caeremos en un cumplimiento externo y sin sentido, además de que la fe, si no se la alimenta, se debilita, y eso, sin darnos cuenta, puede llevarnos al abandono de esa vida de piedad.
Juan
Opus Dei