Un centenar de personas participaron el pasado domingo, 9 de mayo, en la celebración diocesana de la Pascua del Enfermo. El obispo, Ángel Pérez, presidió la eucaristía en la Catedral de Barbastro, organizada por la delegación de Pastoral de la Salud y con amplia presencia de voluntarios de la Hospitalidad Diocesana de Nuestra Señora de Lourdes. Su presidente, y delegado de Pastoral de la Salud, José María Sistac, dio la bienvenida a los asistentes y recordó el lema de la campaña, Cuidémonos mutuamente, como el reflejo fiel del principal mandamiento: Amar a Dios y al prójimo como a ti mismo.
“La enfermedad, afirmó, tiene el rostro de cada enfermo y también de quienes se sienten ignorados, excluidos, víctimas de injusticias sociales que les niegan sus derechos fundamentales”. En este sentido, en su acogida animó a involucrarse en esta “preciosa misión”, implorando a la Virgen de Lourdes que “sostenga nuestra fe y nuestra esperanza, y nos ayude a cuidarnos unos a otros con amor fraterno”.
En los primeros bancos, enfermos y ancianos escucharon la homilía del obispo, que comenzó subrayando “las paradojas del Señor” porque “nuestros mayores y nuestros enfermos activan en nosotros la bomba del amor que llevamos dentro, la ternura de Dios y como regalo nos devuelven la paz, el consuelo y la plenitud de espíritu”. Su ausencia, afirmó, haría del mundo un lugar “más inhumano, menos solidario y menos perfecto” porque “su vulnerabilidad y fragilidad nos hace a los demás útiles y necesarios”.
Don Ángel tuvo palabras para los concelebrantes, además del vicario general de la diócesis y el consiliario de la Hospitalidad: los capellanes del Hospital de Barbastro, “la parroquia más grande de la diócesis, por donde pasamos todos, no solo los profesionales, a los que doy las gracias por su entrega en este tiempo duro y desconcertante”. Gracias también a los mayores, por su cariño, su labor a lo largo de los años y su ayuda material, porque “cuando todo falla, uno llama a las puertas de su casa”.
Tras la homilía, se administró la Unción de Enfermos, sacramento de consuelo y curación. El primero en recibirla fue el propio obispo, de manos del sacerdote Jaime Mozás; a continuación, los fieles se fueron acercando a los pies del altar.
Charlas formativas en youtube
La pandemia obligó a modificar la sede de la celebración diocesana, inicialmente prevista en Fraga, y también su estructura. La habitual jornada de formación presencial fue reemplazada en esta ocasión por sendas charlas online ofrecidas por el sacerdote de la Unidad Pastoral Fraga y responsable de pastoral de la Salud en esta localidad, Óscar Vives, y el arcipreste del Cinca Medio-La Litera, José Antonio Castán. El primero habló de El encuentro con Jesús a través del enfermo y el segundo tituló su intervención Si vivimos, vivimos para el Señor. Si morimos, morimos para el Señor.