Nuestro Obispo, don José Antonio Satué ha presidido este Martes Santo la solemne Misa Crismal en la Santa Iglesia Catedral, en la que los sacerdotes diocesanos han renovado sus promesas sacerdotales. Durante la celebración, el prelado ha consagrado el santo crisma y ha bendecido los santos óleos que serán administrados durante el año en los principales sacramentos: bautismo, confirmación y unción de enfermos.
En su homilía, don José Antonio ha querido subrayar tres actitudes necesarias para la renovación de las promesas sacerdotales pero que también pueden ser útiles para nosotros los laicos.
La primera de ellas es la humildad, y es que destaca que la realidad actual les tiene que hacer ser más humildes: «La realidad que vivimos los sacerdotes nos “obliga” a ser más humildes: la realidad de nuestros presbiterios, reducidos en número y crecidos en años; la realidad de la secularización, que aleja a tantas personas de nuestros templos; la realidad de los escándalos que tienen que ver con los “hombres de Iglesia”», e invita a sus hermanos sacerdotes a acoger esta gracia que puede ser dolorosa.
La responsabilidad es la segunda de las actitudes, don José Antonio se pregunta «¿cómo “gestionamos” nuestra fragilidad personal y ministerial?» Y les invita a no caer en el negacionismo, al aislamiento o la desesperanza, y poder buscar ayuda cuando sea necesario.
Y la última actitud es la de la gratitud, y es que les recuerda en su homilía a los sacerdotes que «Dios nos ama y cuenta con nosotros, utiliza nuestra debilidad para que otras personas puedan acoger su amor y su consuelo». Finalizó la homilía nuestro Obispo animando al pueblo de Dios para que acompañemos con nuestro cariño y oración «a estos queridos sacerdotes, a vuestros sacerdotes, que van a renovar sus promesas con humildad, responsabilidad y gratitud».