El ecónomo diocesano, José Huerva, inicia una serie de colaboraciones en las que, bajo el título «Para comprender», aborda cuestiones relativas al sostenimiento de la Iglesia.
¿Qué quiere decir sostenible? Que pueda realizar su misión celebrativa,
evangelizadora y caritativa con la aportación de los fieles que la conforman, es decir que sea capaz de autofinanciarse sin necesidad de otros recursos externos como hacen otras comunidades cristianas no católicas. Porque valoramos el tesoro de nuestra fe, estamos dispuestos a aportar los recursos necesarios para que nuestra parroquia pueda realizar su misión en medio de nuestro mundo. La familia de los hijos de Dios que es la Parroquia, está sometida a las mismas leyes que la economía doméstica.
Eso supondría también, financiar la parte proporcional del sueldo de los sacerdotes que nos atienden, cuya cantidad supone 600 euros al mes. Iniciando un proceso progresivo para el primer año del 10%, incrementándolo progresivamente, año tras año hasta alcanzar la meta deseada. Es un camino de responsabilidad a recorrer, ahora que aún estamos a tiempo, para evitar la no deseada quiebra económica y sus consecuencias.
¿Qué quiere decir solidaria? Que como vivimos y valoramos la Misericordia de Dios, como el núcleo fundamental de nuestra vida, estamos dispuestos a ofrecer y compartir tanto como podamos de nuestros recursos económicos con aquellos que carecen de lo necesario para llevar una vida digna. Los creyentes estamos convencidos, que como dijera un día San Lorenzo: “los pobres son el tesoro de la iglesia”
Para ello, nuestra Diócesis, junto a toda la Iglesia organiza las campañas, de todos conocidas, saliendo al paso de las diversas necesidades de nuestro hermanos menos favorecidos. Cada parroquia debería de fijarse la meta de colaborar con el 20% del total del presupuesto anual.
La próxima semana, más
José Mª Huerva Mateo
Ecónomo Diocesano