José Estarán (La Almunia de Doña Godina, 1945), doctor en Historia y licenciado en Teología, acaba de presentar el primer volumen de una nueva investigación en torno al catolicismo social en Aragón, en este caso, sobre el movimiento agrario en sus comienzos (1906-1909), al que se sumarán próximamente dos volúmenes más. Su título es ‘Movimiento católico agrario en Aragón. Los comienzos (1906-1909)’.
La obra ha sido publicada en la colección ‘Estudios’ de la prestigiosa Institución Fernando el Católico (Diputación Provincial de Zaragoza), consta de 594 páginas y en su portada recoge el sello del Sindicato Central de Asociaciones Agrícolas Católicas, obra de José Galiay (1910), con la leyenda ‘Cruce et aratro’ (‘Con la cruz y el arado’).
Estarán, que ya ha publicado obras sobre la cuestión social en Aragón –Catolicismo Social en Aragón (1878-1901) y Cien años de Acción Social Católica de Zaragoza (1903-2003)-, deja la visión general y su desarrollo en el medio urbano para conocer con detalle la actuación de los católicos sociales aragoneses en el mundo rural.
Dar solución a los problemas del campo
A partir de la Rerum Novarum (1891) y el Congreso Nacional Católico celebrado en Burgos (1899), los católicos dirigieron las inquietudes sociales hacia el medio rural. Desde entonces, surgen en Aragón numerosas iniciativas individuales que se afanan por dar soluciones a los problemas del campo. Estas actitudes generosas y voluntaristas van a tomar cuerpo en la Asamblea Social de Zaragoza (1906).
Desde entonces hay conciencia entre los promotores de sindicatos agrícolas, de cajas rurales, de mutualidades de ganado, de sociedades de socorros mutuos, de cooperativas de consumo, de escuelas nocturnas y dominicales de que no están solos. Todas ellas forman parte de un movimiento católico que pretende ofrecer salidas a las penurias por las que está pasando el mundo agrícola.
La obra ofrece un detallado estudio por comarcas de todo signo procedente del catolicismo social. Este colectivo sufrirá los lógicos problemas de los inicios para acomodarse certeramente a las circunstancias, se dará a conocer en el mejor escaparate de entonces como es la Exposición Hispano-Francesa de Zaragoza de 1908 y mostrará su entidad en la campaña de los cultivadores de remolacha frente a las azucareras.
Este movimiento articulará una estructura para ser más eficaz: en 1909 nace el Sindicato Central de Asociaciones Agrícolas Católicas que se extenderá por todo Aragón. Son los comienzos y a ellos se dedica el estudio que se ofrece en esta monografía.