Montse Rescalvo: «¡Atrévete a responder a tu llamado con pasión y entrega!»

Diócesis de Zaragoza
13 de febrero de 2025

La Iglesia nos implica y hace una invitación a vivir la fe de manera activa y comprometida, poniendo al servicio de los demás los dones y talentos que Dios nos ha dado. Así he vivido el Congreso de Vocaciones «¿Para quién soy?» del pasado fin de semana en Madrid.

En el corazón de cada ser humano reside una vocación única, un llamado a vivir con propósito y a contribuir al mundo de manera significativa. La alegría que surge de seguir esa vocación es un regalo divino, una chispa que enciende el deseo de servir y de amar.

Renovar el bautismo es reavivar esa chispa, es recordar el compromiso que hicimos con Dios y con la Iglesia de seguir a Jesús y de vivir según sus enseñanzas. Estamos en un momento importante para reflexionar sobre nuestra vida, para pedir perdón por nuestros errores y para renovar nuestra fe y nuestra esperanza.

La fiesta de la Iglesia que vivimos en el Congreso de Vocaciones fue una celebración de alegría, de encuentro de hermanos que comparten la misma fe y el mismo amor. Vivimos un tiempo para cantar, para orar, para compartir experiencias y para fortalecer los lazos que nos unen como comunidad en la Diócesis de Zaragoza.

En medio de la alegría y la celebración, me “deje tocar el corazón” por la gracia de Dios. Permitiendo que su amor me transformara, que su perdón me liberara y que su Espíritu me guiará en el día a día. Abrirse a la posibilidad de un encuentro personal con Jesús, un encuentro que puede cambiar la vida para siempre.

Note y vibre que la vocación no es solo un llamado individual, sino también un llamado comunitario. Estamos llamados a “soñar juntos”, a construir un mundo más justo, más fraterno y más humano. Y sobre todo a trabajar juntos por el bien común, a poner nuestros talentos y habilidades al servicio de los demás.

Cada uno de nosotros es una misión, un enviado de Dios para llevar su amor y su esperanza al mundo. No es momento de rendirse, a pesar de las dificultades y los desafíos que podamos enfrentar. La alegría de la vocación nos impulsa a seguir adelante, a perseverar en la fe y a no perder la esperanza.

San Pablo nos dice: «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas» (Efesios 2,10)

Esta cita bíblica me recuerda que somos obra de Dios, creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras. Dios ha preparado un camino para cada uno de nosotros, un camino de amor y de servicio. A seguir nuestra vocación, en mi caso la misionera, a responder a ese llamado divino y cumpliendo el propósito para el cual fui creada.

Te invito a unirte a esta fiesta de la vocación, a renovar tu bautismo y a dejarte tocar el corazón por el amor de Dios. Juntos podemos soñar y construir un mundo mejor, un mundo donde la alegría, la fe y la esperanza sean el motor de nuestras vidas.

¡No es momento de rendirse!

¡Anímate a vivir tu vocación con alegría y pasión!

¿Te animas a responder a tu llamado?

¡Es hora de actuar!

No esperes el momento perfecto o las circunstancias ideales. Comienza hoy mismo a vivir tu vocación con pasión y entrega. El mundo necesita tu luz, tu amor y tu servicio.

Montserrat Rescalvo Hoyos (MISEVI).

Este artículo se ha leído 72 veces.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Compartir
WhatsApp
Email
Facebook
X (Twitter)
LinkedIn

Noticias relacionadas