Monseñor José Antonio Satué, obispo de Teruel y Albarracín, abrió este martes 11 de marzo las Jornadas de Solidaridad de Cáritas Huesca, que se celebran hasta el 21 de marzo con el tema «Peregrinos de Esperanza», el mismo que el Papa Francisco escogió como lema para el Jubileo 2025. Estas actividades se enmarcan en la celebración del 60 aniversario de Cáritas Huesca y buscan ser una herramienta de sensibilización, formación y celebración, por lo que los actos son gratuitos y están abiertos a cualquier persona que esté interesada en participar.
Con la charla “Peregrinos de Esperanza en las periferias del mundo”, el obispo de Teruel y Albarracín se refirió a la esperanza, a cómo vivirla en este Año Jubilar y a la labor de Cáritas Huesca. Se apoyó en los testimonios de María Victoria Burgos, voluntaria de Cáritas Parroquial de Lanaja; Rolando Pineda, trabajador de inserción de Carinsertas; y Mamen Almudévar, trabajadora social de Cáritas Huesca. La inauguración se desarrolló en el salón de actos de la Diputación Provincial de Huesca. Junto a monseñor José Antonio Satué condujo el acto la secretaria general de Cáritas Huesca, Isabel Ramos.
Monseñor José Antonio Satué alertó durante su conferencia de que la desesperanza, «puede llegar a ser una emergencia social. Nuestra vida se ve sacudida por acontecimientos que nos arrebatan la esperanza». En este sentido, «el tema de la esperanza responde a una necesidad y Cáritas Huesca puede aportar mucho». Percibimos la presencia y escuchamos la «llamada de un Dios bueno que quiere salvar al mundo con nuestra colaboración».
Añadió que los cristianos somo «instrumentos visibles de esperanza para los que sufren», y que «donde hay Iglesia hay caridad. En la medida en que la Iglesia mire a los pobres, será la Iglesia de Jesús». En este sentido, Cáritas Huesca ha sido durante sus primeros 60 años de existencia un «manantial de esperanza para las personas necesitadas y también para las trabajadoras y voluntarias».
El obispo de Teruel y Albarracín se mostró convencido de que hay que «abrir los ojos a la realidad, que nos da razones para la esperanza». Se ha de «afrontar la realidad del sufrimiento y de los que sufren. Hay una relación clarísima entre la esperanza y la entrega». El sentido de la esperanza cristiano se apoya en que «esperamos aunque no haya ninguna razón. Creemos en las promesas de Dios, que promete y cumple. Creemos que Dios existe, actúa, ve, se compromete y se conmueve. Nuestra esperanza es Jesús. Su modo de vivir, su cruz y su resurrección».
Monseñor José Antonio Satué glosó para terminar cuatro características de la esperanza: experiencia interior, comprometida, encarnada y comunitaria.