“¡Alégrate, Iglesia de Zaragoza, porque hoy tres hermanos nuestros son elegidos para el sagrado orden del presbiterado!”. Con estas palabras comenzaba su homilía el administrador apostólico Vicente Jiménez Zamora en la ordenación sacerdotal de Jesús Irache, Enrique García y Galo Oria, que se ha celebrado en la tarde de este domingo, 25 de octubre, en la catedral basílica del Pilar [vídeo de la retransmisión].
Los tres nuevos sacerdotes fueron ordenados diáconos el domingo 22 de marzo en una ceremonia privada, a causa del estado de alarma motivado por la extensión de la COVID-19. De hecho, la pandemia es una circunstancia que está marcando su incorporación al ministerio ordenado, así como la celebración de esta tarde. Una celebración en la que además de orar por todos los que padecen las consecuencias de la pandemia, se han observado las medidas de seguridad sanitaria vigentes en el día de hoy en una ciudad de Zaragoza sometida a confinamiento perimetral: un aforo del 50% y la prohibición de cantar en los lugares de culto.
Sin embargo, estas restricciones no han conseguido opacar la luz en medio de la oscuridad que supone la ordenación de estos tres nuevos presbíteros al servicio de Dios, la Iglesia y la humanidad en sus destinos pastorales. Dos de ellos en el mundo rural: Jesús Irache, en la unidad pastoral de Tauste, y Galo Oria, en la de Daroca. Y el tercero, Enrique, en la zaragozana parroquia de San Felipe.
Orantes y fraternos
En su homilía, Vicente Jiménez ha delineado dos aspectos de la espiritualidad del sacerdote diocesano: el cultivo de la intimidad con Jesucristo, como “una verdadera prioridad pastoral; no algo añadido al trabajo pastoral” y la fraternidad presbiteral, que “debe llevarnos a los sacerdotes a prestarnos una ayuda mutua, tanto espiritual como material, tanto pastoral como personal”, ha afirmado.
En este contexto, el administrador apostólico también se ha referido al nuevo arzobispo Carlos Escribano, invitando a los nuevos sacerdotes a no vivir el ministerio “en solitario”, sino formando parte de “un presbiterio diocesano, presidido por el obispo, desde el próximo 21 de noviembre, monseñor Carlos Escribano Subías, y en una Iglesia particular”.
Cristianos alegres
Una constante en las declaraciones de los nuevos sacerdotes es la actitud de “acción de gracias” por “este don tan grande”, como reflejan las palabras de Galo, que sus compañeros asienten de inmediato. “Parece que fue ayer cuando empezamos”, añade Jesús, “y eso a mi edad, ¡72 años!”, exclama Enrique, que no oculta su emoción por dedicarse a “la pastoral de la juventud y la familia”.
Precisamente Enrique García, en su acción de gracias en nombre de él y sus compañeros al término de la celebración, ha subrayado que “ninguno de estos tres nuevos sacerdotes es un cristiano triste, somos servidores de vuestra alegría”.
Los nuevos sacerdotes celebrarán su primera misa solemne en los próximos días: Galo Oria, en las clarisas de Santa Catalina, el 28 de octubre, a las 19.00 horas; Enrique García, el 31 de octubre, en San Felipe, a las 20.00; y Jesús, el 8 de noviembre, a las 19.00, en la concatedral de Monzón.