Mons. Vicente Rebollo: “La transmisión de la fe en estos tiempos es el gran reto de la Iglesia”

Marta Latorre
27 de septiembre de 2022

Mons. Vicente Rebollo, nuevo obispo de Tarazona, se muestra ilusionado con la etapa que comienza al frente de esta Diócesis. Considera su nueva encomienda “una responsabilidad muy grande”, pero está dispuesto a ser un servidor y se muestra deseoso de conocer a los sacerdotes y a los fieles. Quiere ser un obispo cercano con el que se pueda contar.

-17 de septiembre, ordenación episcopal y toma de posesión ¿Cómo han sido estos casi dos meses y medio de espera y preparación? ¿Ha tenido tiempo de descansar este verano?
Pues he podido irme una semana, a principios de agosto, pero porque estaba programada desde hacía tiempo. Me voy siempre con unos amigos y la quise mantener para estar con ellos, pero, por lo demás, están siendo días muy intensos, de mucho trabajo.

-Tras varias ordenaciones en el Monasterio de Veruela, la suya va a ser la primera tras la reapertura de la S.I. Catedral de Tarazona. ¿La hace eso más emocionante?

Pues la verdad es que sí me parece emocionante. No conozco el Monasterio de Veruela, pero hay que tener en cuenta el sentido pastoral y teológico que tiene una Catedral. Es lo ideal, desde luego y, si es como un estreno, pues es un honor desde luego.

-En esta nueva etapa que va a comenzar, deja la Archidiócesis de Burgos, de donde es usted y donde ha desarrollado toda su vida sacerdotal para ser el pastor encargado de gobernar una diócesis histórica, pero pequeña, en Aragón. ¿Cómo está viviendo el cambio?

Lo estoy viviendo con mucha esperanza y con muchas ganas. Realmente todas las diócesis tienen lo que tienen que tener y esta,  al ser pequeña, será más familiar y me va a ayudar a tener más cercanía con la gente. Lo veo muy positivo y me anima mucho.

¿Le ha dado tiempo a familiarizarse con la que a partir de ahora va a ser su diócesis?

He hablado varias veces con D. Eusebio, con el vicario y alguna idea tengo porque la verdad es que nunca había estado allí. No me ha dado tiempo a conocer mucho todavía, pero ya llegará el momento. La verdad es que de lo que conozco hasta ahora y la gente con la que he tenido trato, que me parece muy cercana, me gusta.

¿Se ha marcado ya cuáles van a ser los principales objetivos de su episcopado?

Más que objetivos, a mí me gustaría hablar de “lo primero en hacer” porque los objetivos se irán descubriendo una vez que esté allí. Y para mí lo primero es conocer a los curas y las parroquias. Después ya caminaremos juntos, conoceré la realidad pastoral, qué objetivos más reales se puede tener.  una preocupación grande, que no es solo por Tarazona, ya que es muy general, que es el tema de la transmisión de la fe en estos tiempos, como vemos que faltan familias, que faltan jóvenes. La transmisión del mensaje del Evangelio es el gran reto que tenemos ahora en la Iglesia, la dificultad que existe en este sentido. Por ello, hay que conocer primero a las personas para afrontar ese reto y,

-En el saludo que dirigió a los fieles de la diócesis tras su nombramiento agradecía la confianza del Papa en usted, ¿cómo siente esa responsabilidad?

Es una responsabilidad grande. Uno se siente pequeño cuando te lo encomiendan. Uno piensa, pero ¿yo? ¿con toda la gente tan preparada, capacitada que hay? Pero luego piensas que han confiado en ti, no lo has buscado tú ni lo has pedido así que con esa confianza que han depositado en ti, das el paso con el objetivo de no defraudar y, sobre todo, de servir lo mejor posible.

-La Diócesis de Tarazona es pequeña, con pueblos muy pequeños, cada vez más despoblada y con el clero envejecido ¿supone un gran reto para usted?

Desde luego es un reto, pero no me resulta muy extraño porque de donde vengo, de la Archidiócesis de Burgos, también es una diócesis rural, envejecida. Por lo tanto, lo tengo asumido. Pero estoy encantado de ir allí, con esas circunstancias que no me parecen extrañas y con ánimo. Además venir de una diócesis con características parecidas me da confianza  porque es algo parecido. No conozco a la gente, pero tienes una idea de cómo se puede mover la diócesis.

-Llega a Tarazona con el Seminario diocesano lleno, pero no de seminaristas, sino de refugiados ucranianos. ¿Qué le parece?

Pues me parece un gran servicio el que se está haciendo. Gente que sufre que se sienta acogida, como en familia, me parece una buena iniciativa de D. Eusebio y de la Diócesis y, a la vez, pues tenemos otro reto: encontrar seminaristas porque sin pastores la Iglesia no puede caminar

¿Cómo cree que debe de trabajar la iglesia para fomentar las vocaciones que, por desgracia, escasean?

No es fácil en esta sociedad tan secularizada, muy poco religiosa. Yo creo que los propios sacerdotes tienen que dar mucho testimonio, las familias porque es un buen camino ser cura, que es algo bueno puesto que es un don que Dios te da. Hay que transmitir felicidad para que la gente y los jóvenes se puedan interrogar. Ojalá podamos transmitirlo y, a partir de ahí, pues el esfuerzo, la formación, la capacidad de sacrificio, esas ganas de sacrificio permanente que requieren las vocaciones, no son valores que estén al día, así que si pudiéramos educar de esta forma sería más fácil que nuestros jóvenes no lo tuvieran tan difícil. A ver si dando testimonio sembramos estos valores para que puedan surgir esas vocaciones.

¿Cómo le gustaría que le vieran los fieles?

Como alguien cercano.  Como el pastor, pero también como en una persona cercana, que les puede ayudar. Me gustaría ser un instrumento de la prudencia, del amor a Dios y ojalá en mi no vean a alguien lejano sino en alguien que junto a sus realidades podamos caminar juntos por la senda del Evangelio.

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