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Mons. Vicente Jiménez: «Queremos que la Asamblea Final Sinodal tenga un aire de fiesta y de acción de gracias»

Sheila Peñalva
20 de mayo de 2022

El sábado 11 de junio tendrá lugar la Asamblea Final Sinodal en la Fundación Pablo VI de Madrid donde participarán unos 650 miembros entre obispos, sacerdotes, fieles laicos y miembros de vida consagrada de todas las diócesis españolas. Con motivo de esta celebración, Mons. Vicente Jiménez Zamora, arzobispo emérito de Zaragoza y responsable de la Comisión para el Sínodo de la Conferencia Episcopal Española, nos explica las líneas estratégicas que abordarán en el encuentro y los cambios que impulsará esta experiencia sinodal en la vida de los miembros de la Iglesia.

Mons. Vicente Jiménez Zamora es el responsable de la Comisión para el Sínodo en la Conferencia Episcopal Española.

¿Puede adelantarnos las ideas clave de la síntesis que presentarán el 11 de junio desde la Comisión para el Sínodo en la Asamblea Sinodal?

Todavía no hemos recibido en la sede de la Conferencia Episcopal Española las síntesis de todas las Diócesis Españolas. Van llegando poco a poco, según van celebrándose las asambleas diocesanas. Por otra parte, tenemos que reunirnos los miembros del Equipo Sinodal de la Conferencia Episcopal a finales de mayo y primeros de junio para elaborar la síntesis final, que presentaremos a la Asamblea del 11 de junio, en Madrid, que contará con unos 650 miembros entre obispos, sacerdotes, fieles laicos y miembros de vida consagrada, además de representantes de confesiones cristianas y de otras religiones.

Queremos que la Asamblea Final Sinodal tenga un aire de fiesta y de acción de gracias por todo el proceso sinodal vivido en la Iglesia que peregrina en España desde el mes de octubre de 2021, para retomar la misión evangelizadora, esa hermosa tarea del anuncio del Evangelio de la alegría y del servicio a nuestra Iglesia y a nuestra sociedad.

La Asamblea del 11 de junio contará con unos 650 miembros entre obispos, sacerdotes, fieles laicos y miembros de vida consagrada, además de representantes de confesiones cristianas y de otras religiones.

¿Qué temas y líneas estratégicas se abordarán en el Encuentro Nacional?

Según las respuestas recibidas hasta el presente desde las Diócesis, de otras Instituciones, grupos y personas individuales, incluso de personas alejadas y ausentes en la vida de la Iglesia, puedo avanzar, a título personal, los principales temas y líneas estratégicas, que resumo brevemente: ser una Iglesia de la escucha, promoviendo la acogida de todos; fomentar el espíritu comunitario, porque la Iglesia es el Pueblo de Dios formado por todos los bautizados; respuesta de la Iglesia a los signos de los tiempos, como hizo el Concilio Vaticano II; salir a las periferias existenciales, como nos pide el Papa Francisco, y tender puentes, en lugar de levantar muros de separación; hacer un discernimiento comunitario de lo que el Espíritu nos pide hoy a la Iglesia; vivir en mayor coherencia con el espíritu del Evangelio; potenciar nuestra vida cristiana por medio de la oración, la vida sacramental y el encuentro personal con Dios; opción preferencial por los pobres y excluidos, etc.

La formación de los laicos y la evangelización de los grupos profesionales e intelectuales constituye un desafío pastoral importante.

¿Cómo se traducirá lo que se trate en la Asamblea Sinodal en la vida de los miembros de la Iglesia española, tanto en los sacerdotes como en los laicos?

Tenemos que caminar hacia una Iglesia sinodal, como quiere el Papa Francisco al convocar este Sínodo de los Obispos. Hay que crecer todavía más en la comunión, favoreciendo la unidad en la diversidad; la fuerza de la evangelización se debilita, cuando los que tenemos que anunciar el Evangelio estanos divididos Debe crecer la participación de todos, especialmente de los laicos. Debemos abrirnos todos a la misión de la Iglesia, que es la finalidad del Sínodo, porque esa es la finalidad de la Iglesia, que existe para  evangelizar. Debemos superar los prejuicios y estereotipos que obstaculizan la escucha de la Iglesia, y escuchar más atentamente la voz de las minorías y de los excluidos, con el fin de que ellos también tengan voz en la Iglesia.

La mayoría de las respuestas afirman que hay que superar el excesivo clericalismo, que mantiene a los laicos al margen de las decisiones. Es verdad que se percibe una mayor participación del laicado en los ministerios laicales, pero este compromiso no se refleja en la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico. Se limita muchas veces a tareas intraeclesiales sin un compromiso real por la aplicación del Evangelio  a la trans formación de la sociedad. La formación de los laicos y la evangelización de los grupos profesionales e intelectuales constituyen un desafío pastoral importante.

Hace falta adaptar las estructuras de gobierno de la Iglesia a un modelo más sinodal, que favorezca  una mayor participación de todos los bautizados en la toma de decisiones.

¿Cuáles cree que son los temas que aún les queda un largo recorrido de trabajo en las Diócesis españolas?

Según apuntan algunas respuestas de los grupos sinodales: Se pide a la Iglesia en general que sea una comunidad misericordiosa, humana y caritativa, servidora y profética, abierta y valiente, que denuncie la injusticia, solidaria, alegre y esperanzada, al servicio de los más pobres y desfavorecidos, que cuide de la creación como la casa común, en la línea apuntada por el Papa Francisco en la encíclica Laudato si’. Hace falta adaptar las estructuras de gobierno de la Iglesia a un modelo más sinodal, que favorezca  una mayor participación de todos los bautizados en la toma de decisiones. Es necesario un diálogo cercano entre la Iglesia y la sociedad civil (fe-cultura; fe-ciencia), que nos aproxime a la realidad actual, tratando de hacer propuestas en positivo. Necesidad de abordar a fondo el papel de la mujer en la Iglesia participando en misiones de gobierno y responsabilidad. Hacer una opción prioritaria por acercarnos al mundo de los jóvenes y crear espacios en los que éstos puedan expresarse con su lenguaje. Cuidar la vida matrimonial y potenciar una pastoral de acogida a las familias vulnerables, como pide el Papa en la exhortación apostólica Amoris laetitia. Abordar con valentía el tema de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Vivir con austeridad y con espíritu de pobreza. Transparencia en la gestión económica de la Iglesia.

El Sínodo no va ser un acontecimiento puntual que acabe en octubre de 2023 en Roma con la reunión del Papa con los Obispos, sino que es el inicio de un largo camino.

¿Qué cambios a mejor impulsará esta experiencia sinodal?

La propia experiencia de este “caminar juntos” en la fase diocesana del Sínodo nos ha hecho caer en la cuenta de que todos somos Iglesia y de que debemos seguir creciendo en comunión, participación y misión, que son los tres ejes del Sínodo. La consulta sinodal ha sido ya en sí misma expresión de un modo nuevo de ser Iglesia como Pueblo de Dios; además han querido sumarse a la consulta y participación también personas indiferentes, alejados, pobres y excluidos, movimientos sociales, miembros de otras confesiones cristianas y de otras religiones. El Sínodo no va ser un acontecimiento puntual que acabe en octubre de 2023 en Roma con la reunión del Papa con los Obispos, sino que es el inicio de un largo camino, un proceso para seguir avanzando unas veces con pasos más rápido, otras  veces con pasos más lentos para hacer entre todos una Iglesia más viva y evangelizadora. Una Iglesia que avance en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están, sino en un estado permanente de misión.

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