Con motivo de los objetivos publicados para el Plan Pastoral Diocesano 2024-2025, en el programa nacional de la Linterna de la Iglesia de COPE, entrevistaron a nuestro Obispo para hablar de los retos de cara al nuevo período que comienza.
El verano está apunto de terminar y ya estamos casi listos para dar la bienvenida al próximo curso. Un curso que se presenta con algunos cambios y nuevos retos. En ‘La Linterna de la Iglesia’ han hablado con nuestro obispo, don José Antonio Satué, quien ha explicado todos los detalles de estos nuevos propósitos. «Aunque las realidades diocesanas sean muy distintas, siempre hay aspectos en los que podemos colaborar y ayudarnos los unos a los otros, por eso hemos pensado que era conveniente publicarlos antes de que empezase el curso, para que las distintas parroquias, movimientos y grupos, lo tuvieran en cuenta a la hora de hacer sus programaciones«, ha asegurado.
Además, estos objetivos son muy específicos y extrapolables a muchas otras diócesis: «Del proceso sinodal aprobamos el Plan Diocesano 2023-2028, al ser tan amplio, cada año señalamos los objetivos más idóneos para nuestra realidad. Hay algunos objetivos que son nuevos y otros no. Hemos puesto mucho interés en el apartado de espiritualidad para facilitar la fomación necesaria y cuidar la relación con Dios de niños y adolescentes«.
El tema de ‘la misión’ es el apartado más importante: «Tenemos una buena noticia que comunicar a quienes no participan en la vida de la comunidad. Quisimos hacer un esfuerzo por señalar algunas acciones que se refirieran a los que se habían alejado o nunca habían mantenido relación con la Iglesia«.
Don José Antonio ha hecho hincapié en reflejar que las familias son una parte fundamental para la formación catequética de los menores: «Ellos son los responsables de la formación en la fe de sus hijos, en las diócesis apoyamos ese trabajo. Las parroquias han asumido la responsabilidad casi total en la fe de los chicos y lo que queremos es ofrecer a las familias la posibilidad de participar en esta formación de forma activa«. También añadía que «la Iglesia siempre ha tenido espacios que no son estrictamente religiosos, en los que entraba en comunicación con personas que no participaban en la vida de fe. Ahora hay otras necesidades, de tipo más existenciales y desde aquí podemos facilitar espacios de encuentros para hablar y en los que la Iglesia pueda compartir su experiencia«.
También le preguntaron que cómo se puede convencer a la gente de que lo que se vive en la Iglesia es alegría pura y dura. «Mi experiencia es que entre la gente joven hay pocos prejuicios, en la gente mayor hay más. Nosotros queremos proponer una experiencia de felicidad, vida y solidaridad. Cuando las parroquias se convierten en espacios de este tipo, en una comunidad que acoge, eso llama la atención y atrae a gente que no piensa en la Iglesia porque realmente no la conoce«.