El administrador apostólico y obispo emérito de la Diócesis de Tarazona, Mons. Eusebio Hernández Sola, celebró ayer lunes, 5 de septiembre, una misa de despedida para los sacerdotes en el Seminario diocesano. Después de la eucaristía celebraron una comida de hermandad.
D. Eusebio agradeció a Dios que hubiera podido compartir momentos de todo tipo con sus hermanos sacerdotes, a los que pidió que sigan rezando por él, y señaló que había querido ser «un siervo» suyo.
«Gracias a cada uno de vosotros, sacerdotes, por lo que hacéis en los pueblos que el Señor os ha encomendado. Sin vosotros el Obispo no podría desempeñar su labor pastoral». También pidió perdón por los posibles fallos cometidos y por las veces que no hubiera podido atenderles bien o haber respondido a sus necesidades y peticiones.
Al final de la misa, el vicario general, Javier Bernal, le dedicó unas palabras en nombre de todos los sacerdotes, que le agradecieron que se hubiera «abierto de corazón» y les hubiera dedicado tantas cartas pastorales para mostrarles «la esencia de nuestro trabajo pastoral». También por ser «compañero en el camino» y le pidió perdón por las veces que ellos, los sacerdotes, le hubieran podido fallar. Tuvo un recuerdo para los sacerdotes fallecidos durante su episcopado y los que están enfermos. Terminó pidiéndole a D. Eusebio que rece por las vocaciones, tan escasas, y rogando a la Virgen que le siga acompañando como obispo emérito y a todos los sacerdotes «ahora en la nueva etapa que comenzamos».
Tras las palabras del Vicario General, los sacerdotes le entregaron un regalo a D. Eusebio -un ordenador portátil- y finalizaron la jornada con una comidad de fraternidad.