Mons. Eusebio Hernández Sola se ha despedido hoy 28 de agosto como obispo de Tarazona en la solemne eucaristía que se ha celebrado en la S.I. Catedral de Ntra. Sra. de la Huerta de Tarazona en el día de su fiesta mayor, solemnidad de San Agustín y fiesta de la Traslación de las Reliquias de San Atilano, patrón de la ciudad.
Con la asistencia de un importante número de fieles que han llenado el templo, la corporación municipal, con el alcalde de Tarazona al frente, junto al de la ciudad francesa de Orthez, hermanada con la localidad turiasonense, y Andrea Domínguez, encargada de representar al Cipotegato este año, la celebración ha comenzado con unas palabras del Vicario General quien ha recordado las importantes virtudes de D. Eusebio como obispo y pastor de la diócesis. El ya obispo emérito de Tarazona ha estado acompañado por un grupo de sacerdotes de la ciudad.
El prelado ha dado las gracias a todos en una homilía muy emotiva en la que ha recordado algunos de los acontecimientos más destacados de su episcopado como las reaperturas de la Catedral de Tarazona y la Colegiata de Sta. María la Mayor de Calatayud.
«Os he querido intensamente y agradezo todas vuestras muestras de cariño. Si en algo he fallado, os pido perdón», ha señalado emocionado. «Me marcho con el corazón henchido de grandes vivencias, os llevo a todos en mi corazón. Han sido años muy felices y agradezco a Dios estos once años y medio con vosotros, que me habéis demostrado un inmenso cariño», ha añadido.
D. Eusebio ha dado las gracias a Dios por todo este tiempo y ha calificado su espiscopado como una experiencia «inolvidable, maravillosa y enriquecedora» y ha informado de que seguirá vinculado para siempre a la Diócesis de Tarazona como obispo emérito y «lo haré con la oración y estando siempre a vuestra disposición».
También se ha referido a hechos menos alegres durante sus once años al frente de la Diócesis de Tarazona como los recientes incendios que han afectado a muchas poblaciones en las zonas del Alto Jalón y del Moncayo, a la pandemia que tanto daño causó y a la guerra de Ucrania que, como único dato positivo, ha demostrado el gran corazón solidario de los turiasonenses con la gran acogida que se les ha brindado a los refugiados en el Seminario y todo lo que ha supuesto de colaboración institucional, poniendo de manifiesto la Sinodalidad en la que se encuentra trabajando la Iglesia. «Nunca, nunca lo voy a olvidar», ha manifestado.
«Siempre he trabajado con ilusión en todo este tiempo», ha señalado y ha tenido unas palabras de recuerdo para los sacerdotes, las religiosas, Cáritas, cofradías y para los responsables municipales. Asimismo, se ha referido a la misión diocesana de Cochabamba. «Hemos traspasado oceános para ir a Bolivia, donde atendemos a más de 60.000 personas, gracias a vuestras solidarias aportaciones y a una fundación de esta diócesis».
«He aprendido mucho de vosotros, gracias a todos y a cada uno de vosotros. Alegraros en la fiesta de San Atilano, que nos alcance del cielo la gracia de vivir con acierto el momento presente. Que bendiga desde el cielo a todos los que habitamos esta ciudad de Tarazona, a los de los pueblos vecinos y a los visitantes. Un fuerte abrazo de hermano y amigo para todos los que aquí estáis» ha concluido el prelado, que ha recibido un gran aplauso de los presentes.
La Coral Turiasonense ha sido la encargada de cantar en la eucaristía y D. Eusebio ha querido darles las gracias por todas las veces que han interpretado los cantos en distintas celebraciones. Al finalizar la misa ha pedido un aplauso para ellos y, especialmente, para su director Javier Royo.
Tras la eucaristía, ha tenido lugar la procesión por las calles de la ciudad al final de la cual el alcalde de Tarazona, Luis José Arrechea, le ha agradecido los años que ha estado en la diócesis y le ha hecho entrega de un regalo.
El próximo 8 de septiembre, solemnidad de la Virgen de la Peña, Mons. Eusebio Hernández Sola celebrará otra eucaristía de despedida en Calatayud en la Colegiata de Santa María la Mayor, a las 11 de la mañana.