Los obispos de la provincia eclesiástica de Zaragoza viajarán a Roma del 13 al 18 de diciembre para realizar la visita Ad Limina, que cada cierto tiempo tienen que realizar los prelados de todo el mundo para que el Santo Padre conozca el estado de sus diócesis. Esta vez los obispos españoles no la hacen de forma conjunta, sino divididos por zonas. Este tipo de encuentro se suele hacer cada cinco años, pero debido a la pandemia y al incremento del número de diócesis en todo el mundo, se ha ido espaciando en el tiempo. La última tuvo lugar en 2014.
Previamente, cada diócesis tiene que elaborar un documento sobre distintos aspectos pastorales, organizativos, de actividades, económicos y estadísticos que son enviados a Roma. Allí son recibidos por la Congregación de Obispos que se encarga de distribuir los informes a su congregación o dicasterio, según la materia, para su estudio.
El obispo de Tarazona, Mons. Eusebio Hernández Sola, participa por segunda vez como prelado aunque él conoce muy bien en qué consisten y como se desarrollan las visitas Ad Limina. Durante 35 años, D. Eusebio trabajó en la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica y una de sus funciones era precisamente preparar estas visitas. Él era el responsable de elaborar los resúmenes de los documentos que se enviaban desde las diócesis de todo el mundo. También tomaba parte de las reuniones que se celebraban en su congregación con los obispos y, posteriormente, se encargaba de sintetizar todo lo que se había abordado en ellas. “Gracias a estas reuniones pude conocer a los obispos de todo el mundo y también saber de las inquietudes, peculiaridades y preocupaciones de las distintas diócesis de cada país”- señala el prelado-. “Y por estas visitas conocí al Papa Francisco”-añade.
Durante los días que van a estar en Roma, además de estar con el Santo Padre el jueves, 16 de diciembre, los obispos mantendrán reuniones con las distintas congregaciones y dicasterios del Vaticano y acudirán a la celebración eucarística cada día a una de las cuatro basílicas de Roma: San Pedro, Santa María la Mayor, San Pablo Extramuros y San Juan de Letrán.
“Lo fundamental de esta visita es el encuentro con el Papa que nos permite transmitirle la situación de cada diócesis, nuestras preocupaciones e inquietudes y también pedirle que nos ilumine en nuestro camino como pastores”, indica D. Eusebio. Y añade: “Acudo con gran ilusión a esta visita porque tengo ganas de volver a recordar algo que yo he vivido tantas veces”, afirma.