TEMAS: #

María camina en esperanza con nosotros

Vicente Rebollo Mozos
8 de diciembre de 2024

En este segundo domingo de Adviento, de caminar en esperanza hacia la Navidad, nos acompaña María, en su fiesta de la Inmaculada Concepción, la Purísima, porque en previsión del nacimiento y de la muerte y resurrección de su Hijo Jesús, “fue preservada de toda culpa original”, como así lo definió el Papa Pío XI en 1854, por medio de la bula “Ineffabilis Deus”, y que en nuestra iglesia de España se nos permite celebrar en este segundo domingo de Adviento.

María es nuestra guía porque como mujer creyente del pueblo de Israel, espera la venida del mesías y eso le permite estar atenta a lo que Dios le pide, manifestado a través del anuncio del Ángel. Porque como madre, espera de forma intensa el nacimiento de su hijo, sabiendo que, a lo largo de su vida, iba a ser poco para ella y mucho para los demás. Como creyente dice sí, como madre se da a todos sus hijos. Es la creyente activa, siempre disponible para Dios y generosa con todos los creyentes, porque no nos deja solos.

Nos ayuda a abrir caminos a la esperanza, a generar esperanza en nuestras vidas y en la de nuestros hermanos. Su concepción Inmaculada nos muestra cómo es posible “vencer el mal con el bien” (Rm 12, 21), cómo la serpiente, el pecado, queda aplastado por la acción misericordiosa de Dios y mediante el sí de María. Muestra que la redención es posible y cierta, que, hasta el mayor mal, el momento de más falta de esperanza, como es el de la muerte, va a ser superado.

María, es garantía y certeza de que Dios cumple sus promesas, de que nunca ha dejado de preocuparse por la salvación de los hombres, para ello pone a nuestro servicio todo lo mejor que tiene, el sacrificio de su Hijo y, el amor y cercanía de la Madre de su Hijo. El “Dios con nosotros” que va a nacer por mediación de María, se nos anticipa enviándonos a la “Madre con nosotros” modelo de fe y confianza en la acción salvífica de Dios en nuestras vidas.

María, nuestro modelo, nos ayuda a prepararnos por la venida del Mesías, fuente y luz de esperanza; su oración intercesora continúa a nuestro lado, nos ayuda a tener abierto nuestro corazón, nuestro espíritu a la presencia amorosa del Padre. Oración que va desde el silencio doloroso de la Cruz a la espera dichosa de la venida del espíritu en Pentecostés, como fuego que alumbra nuestro caminar y que calienta siempre nuestro corazón, para que no se apodere de él la desesperanza y la oscuridad.

Nos ayuda con su humildad, porque los humildes de corazón siempre se encuentran con el Dios misericordioso, “que enaltece a los humildes y derriba los poderosos”. Con un corazón humilde y limpio, siempre sentiremos a Dios dentro de nosotros.

María Inmaculada, del sí y del Adviento, queremos que nos guíes hacia Dios a través del camino de los hermanos, abriendo caminos de esperanza donde se necesite. Sé nuestro modelo y nuestra guía en esta preparación para la Navidad.

+Vicente Rebollo Mozos.
Obispo de Tarazona

 

Este artículo se ha leído 224 veces.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Compartir
WhatsApp
Email
Facebook
X (Twitter)
LinkedIn

Noticias relacionadas