Pilar es una joven enfermera de Zaragoza que trabaja en el servicio de urgencias. Esta crisis le ha ayudado en el plano profesional, en el familiar y en el personal. Ella es la muestra de que las situaciones difíciles sacan lo mejor de uno mismo. Este es su testimonio:
Esta situación me ha ayudado a redescubrir mi vocación de enfermera. Llevo tres años trabajando en el servicio de urgencias y el ritmo que llevamos es muy frenético. Esto dificulta poner toda la humanidad que quisiéramos en cada paciente. Muchos días llegas a casa diciendo: «Podía haberlo hecho mucho mejor».
«En el plano profesional esta sacando cosas buenas»
A raíz de esta pandemia han pasado varias cosas. En primer lugar, nuestro flujo de pacientes ha disminuido considerablemente. Ahora solo vienen los casos que son realmente urgentes. Estamos acostumbrados a trabajar con el triple de volumen. Esta situación hace que tengas más tiempo para cada paciente.
En segundo lugar, uno de los mas graves estragos de esta pandemia es la soledad de los pacientes. Por eso, los profesionales de mi servicio y de los que tan orgullosa me siento, nos hemos grabado a fuego que en el momento en el que el paciente entra por la puerta automáticamente se convierte en nuestra responsabilidad. Nunca antes habíamos tenido tanta sensación de responsabilidad por un paciente, de volcarnos tan humanamente. Yo hacía tiempo que no vivía algo así. Hemos cambiado el servicio entero en cuestión de días, nuestra forma de trabajar. Está siendo muchísimo desgaste pero a la vez nos estamos uniendo muchísimo como equipo, nos mandamos mensajes de ánimo: un día una trae un bizcocho que ha hecho en casa, estamos pendientes unos de otros. Esta situación está sacando cosas muy buenas.
«Tenemos que cuidar a los mayores, llevan mucho tiempo peleando por el mundo de hoy»
Por otro lado, en mi faceta de hija, hermana, tengo a toda mi familia lejos. Me está costando mucho no verlos. Esto me ayuda a valorar mucho más esos momentos que teníamos en familia: las comidas de los domingos, el hacer de niñera de mis sobrinos, ahora daría lo que fuese por estar con ellos. Mis hermanos también son sanitarios, los tres se han volcado mucho a su modo. Esta situación nos está uniendo mucho como familia. Además, estamos todos pendientes de mi abuela, todos los días la llamamos entre unos y otros. Ella es una mujer que nos está enseñando a todos mucho. A la gente mayor hay que cuidarla porque llevan muchos años peleando por el mundo de hoy y esta es su herencia y tenemos que cuidarla y cuidarles a ellos que se lo merecen.
Por último, como católica, estoy viviendo la misa, la fe desde casa y estoy valorando todo. Cada cosa que antes me costaba realizar, ir a misa, rezar, ahora me está ayudando muchísimo. Tira de mí y me da fuerzas. Sé que hay muchísima gente rezando por mí y se agradece. Yo lo noto y, aunque haya momentos más durillos, sobre todo a nivel emocional, con la fe y con el apoyo de todos, me siento muy rezada, apoyada y animada.
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