El Sínodo de los Obispos, que se celebra en Roma desde hoy, 3 de octubre, hasta el 28 del mismo mes, afronta el reto de encontrar nuevos caminos para acompañar a los jóvenes en su itinerario vital. Ante esta importante convocatoria, formulamos cinco preguntas a Yanara y Pedro, dos aragoneses que tratan de vivir coherentemente su fe: (1) ¿Quién eres?; (2) ¿A qué te dedicas?; (3) ¿Cómo participas en la vida eclesial?; (4) ¿Cuál es tu pasaje favorito del Evangelio?; y (5) ¿Qué piensa tu entorno sobre la Iglesia?
1) Soy Yanara Mancebón Magán, de Zaragoza, y tengo 18 años.
2) Estudio el Grado en Química. Al mismo tiempo, trabajo cuidando a un niño por las mañanas y dando clases particulares.
3) Mi participación en la Iglesia se basa en la vivencia a través de la asociación de Juventudes Marianas Vicencianas (JMV), participando en encuentros, convivencias, retiros, oraciones y catequesis, recibiendo y dando formación.
4) “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 16,6) es el pasaje que más me invita a seguir a Jesús y creer.
5) Creo que en la actualidad los jóvenes no quieren formar parte de la Iglesia por varias razones. Por un lado, cada vez son más los casos que salen a la luz en los que la Iglesia como institución, así como miembros de ella, no ocupan posiciones dignas de ser admiradas. Pero también existe cierto desconocimiento. Pienso que si muchos jóvenes vivieran la fe o, por lo menos, la conocieran a partir de movimientos y asociaciones juveniles, tal vez descubrirían que pertenecer a la Iglesia no es solo leer la Biblia o ir a misa los domingos, sino que va más allá.
El servicio a los demás, el desarrollo personal y social o una vida con valores son aspectos que se viven desde la fe. A mí me han ayudado muchos las JMV.
Otra causa es la falta de tiempo y compromiso. Hoy en día, los jóvenes dan prioridad a muchísimos eventos antes que responder la llamada de la Iglesia, ya que para muchos es algo inexistente, aburrido y, por desgracia, despreciable.
Es muy triste ver y sentir malas caras, comentarios, burlas o desprecio por parte de amigos cuando expresas tu fe o pertenencia a la Iglesia.
1) Me llamo Pedro Sauras Celma. Tengo 26 años. Nací en Calanda el 27 de abril de 1992.
2) Soy sacerdote de la archidiócesis de Zaragoza desde hace poco más de nueve meses. Me ordenó nuestro arzobispo, don Vicente, el 16 de diciembre de 2017 en la Basílica del Pilar, junto a otros seis compañeros.
3) Estoy destinado como vicario parroquial en la parroquia de Santa Engracia. Allí desarrollo mi ministerio sacerdotal. Además del ámbito sacramental (eucaristías, confesiones, bautizos, bodas, funerales, visitas a enfermos) y el despacho parroquial, me encargo de la catequesis de Primera Comunión y acompaño varios grupos, como la Escolanía, los Scouts y la Adoración Nocturna Española.
4) Siempre me ha gustado mucho el capítulo 21 del evangelio de San Juan, pensando que el Señor me pregunta a mí: “Pedro, ¿me amas?; Pedro, ¿me quieres?”. Y yo le respondo: “Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero”.
5) El gran problema es que para muchos jóvenes Dios ya no es alguien importante en sus vidas. Es un tema de indiferencia.
La Iglesia tiene que hacer atractivo el anuncio del Evangelio y la predicación de la persona de Jesús. Tiene que hacer notar a los jóvenes, igual que a todo el mundo, la necesidad de encontrarse con Jesucristo para que transforme nuestra vida. Y el único modo posible es a través del ejemplo que demos los cristianos.
Los jóvenes de hoy en día tienen las mismas inquietudes que cualquiera. En la Iglesia debemos ser capaces de ofrecer un lugar donde ellos se sientan escuchados y acompañados porque tienen mucho que aportar para hacer un poco mejor el mundo en el que vivimos. Son, somos, no sólo el futuro sino una parte importante del presente.