Las parroquias de la Diócesis de Tarazona celebraron ayer la festividad de San Antón con una eucaristía y, posteriormente, con la tradicional bendición de los animales.
En Calatayud, Novallas, Malón o Ainzón, entre otros, las parroquias reunieron a un buen número de fieles que se sumaron a una tradición que se remonta a la edad media y que en nuestra diócesis está muy arraigada, incluso con procesiones en tiempos de no pandemia y hogueras.
Cuenta la tradición que los campesinos pedían a san Antón que protegiera a sus animales frente a las plagas y otros peligros, y ahí estaría el origen de las posteriores romerías y procesiones medievales, antecesoras de la fiesta de hoy en día a la que acuden los amos con sus animales de compañía, y el sacerdote, auxiliado por un monaguillo, en algunos casos, bendice a las bestias y asperge agua bendita con un hisopo en la puerta del templo.