Las lluvias impidieron que los vecinos de Luzás acudieran el Lunes de Pascua, como es tradicional, a la ermita de San Bendito y decidieron trasladar la celebración a la iglesia parroquial del pueblo, donde mosén Vidal celebró la eucaristía. Hasta aquí llegaron romeros de Luzás, Tolva, Castigaleu, Cajigar. la Almunia, Lascuarre…, así como hijos del pueblo que viven fuera. Y pese al cambio de escenario, no faltó el juego del «Cacho», para recaudar fondos para el mantenimiento de la ermita, ni el reparto de torta y la caridad, en forma de panecillos bendecidos.
De todo ello se encargan los «caricateros», responsables de organizar la romería, limpiar la ermita y sus alrededores, cuidar de los manteles y ornamentos existentes, ir a buscar las caridades y la torta, que bendice el sacerdote tras la misa, así como el moscatel con que se acompañan. También pasan por todas las casas a recoger los donativos con lo que se sufraga lo que se da y lo que queda, junto al beneficio del juego del Cacho se guarda para mantenimiento de la ermita.
Cada año dos casas son las encargados de ejercer como «caricateros» -derivado de caridad- y lo traspasan a otras dos casas para el siguiente año siguiendo orden de calle. Los salientes entregan dos barras de pan grandes a los entrantes como signo de traspaso y mantenimiento de la tradición. Hay un libro en el que se registran las casas que ofrecen los donativos, los gastos y el beneficio que queda.