Los arciprestes y vicarios de Aragón se dieron cita el lunes, 14 de marzo, en el Seminario de Tarazona para comenzar su encuentro que finaliza el martes, 15 de marzo. El XVIII Encuentro de Arciprestes de Aragón, que lleva el título «El arcipreste como animador de la Sinodalidad», comenzó tras la oración de inicio y las palabras de bienvenida del obispo de Tarazona, Mons. Eusebio Hernández Sola. Después, el Arzobispo de Zaragoza, Mons. Carlos Escribano animó a todos los participantes a aprovechar los momentos de fraternidad que se iban a dar y a vivir el encuentro con mucha ilusión después de dos años sin poder hacerlo.
Posteriormente, el arzobispo emérito de Zaragoza y Coordinador Nacional del Itinerario del Sínodo de Obispos en su primera fase, D. Vicente Jiménez, intervino con una ponencia sobre el Sínodo y el papel de los arciprestes en él. El objetivo de la charla fue proponer un marco general para orientar el encuentro de cara a trabajar sobre el Sínodo. D. Vicente Jiménez se refirió al Sínodo como «un tiempo habitado por el Espíritu Santo». «La sinodalidad es el itinerario que Dios espera de esta Iglesia del tercer mileno. No es ni una moda ni un slogan porque expresa la naturaleza misma de la iglesia». También habló del acompañamiento que los sacerdotes pueden realizar en este camino ya que ellos «pueden sensibilizar sobre el significado de este camino que emprende la Iglesia al estar llamados a apoyar, animar y facilitar la fase diocesana del Sínodo en la que ahora nos encontramos».
Además de los arciprestes, vicarios y del arzobispo de Zaragoza y el obispo de Tarazona, también participaron por la mañana los prelados de Huesca y Jaca, Mons. Julián Ruiz, y de Barbastro Monzón, Mons. Angel Pueyo.
EUCARISTÍA Y TESTIMONIOS
Por la tarde y después de realizar una visita guiada por la S.I Catedral para los participantes en el encuentro, tuvo lugar la eucaristía presidida por el obispo de Tarazona, Mons. Eusebio Hernández Sola, concelebrada por el arzobispo de Zaragoza, Mons. Carlos Escribano, y por el obispo de Teruel y Albarracín, Mons. José Antonio Satué. D. Eusebio excusó la presencia de los obispos de Barbastro-Monzón y de Huesca que tuvieron que marcharse.
El obispo de Tarazona explicó a los presentes el motivo de que hubiera tantos sacerdotes e hizo referencia al Sínodo que está viviendo la Iglesia y que se refleja perfectamente en lo que en estos días ha ocurrido en Tarazona con la llegada de los refugiados ucranianos pues ha sido un claro ejemplo de «Caminar juntos», el lema sinodal. D. Eusebio habló de la misericordia como «el núcleo del mensaje evangélico, el rostro con el que Jesús se nos ha revelado» y señaló que la gracia del sacerdocio es una prueba de la «superabundancia de la misericordia divina» y lo necesitados que estamos todos de esta cualidad divina así como de la compasión. Dos sentimientos que a su vez deberíamos de sentir y practicar todos, especialmente, en estos tiempos que nos está tocando vivir, continuó el prelado. Encomió la labor de los voluntarios que han demostrado esta misericordia y compasión hacia los que están sufriendo la guerra y volvió a agradecerles y reconocerles todo lo que han hecho.
Al finalizar la eucaristía, el obispo de Tarazona dio paso a los testimonios de dos de estos voluntarios, Miguel Taus, promotor de toda la iniciativa, y Santiago Pueyo.
Miguel Taus relató, sin poder contener las lágrimas en muchos momentos de su intervención, como surgió todo y cómo de ser un proyecto particular en el que solo iban a participar dos personas, se convirtió gracias a los mensajes de whatsapp, en algo mucho más grande, en una ola de solidaridad en la que Tarazona se volcó. Recordaba emocionado que la gente le paraba por la calle para darle dinero. Lo que vieron en Polonia, al llegar al campo de refugiados, fue muy duro y no quiso entrar en detalles. También relató cómo se han creado unos lazos muy especiales entre los voluntarios y los desplazados que han traído en las furgonetas, lo difícil que resultó al principio del viaje y lo unidos que están ahora. Agradeció a todos los turiasonenses, al obispo y a la Iglesia todo lo que han hecho y le dijo al alcalde de Tarazona, Luis José Arrechea, que asistió a la eucaristía, que iban a necesitar más ayuda. Concluyó su emotivo testimonio contando que cuando le preguntan cómo lo ha hecho el responde que «con el corazón».
Santiago Pueyo se mostró especialmente agradecido con el obispo por haber dejado las dependencias del Seminario para albergar a todas estas personas que sufren tanto. Un lugar que para él es especial pues fue alumno del Seminario Menor. Aludió a la misericordia a la que D. Eusebio había hecho referencia en su homilía y dijo que, al final, es parte de los valores cristianos que nos han sido inculcados y que, de una manera u otra, se refleja en nuestras acciones. También aseveró que el pedir perdón era necesario porque a veces se pueden confundir sensaciones cuando recibes tanto apoyo y tanto calor de la gente. Coincidió con Taus en que la experiencia había sido muy intensa, pero extraordinaria y muy satisfactoria.
Ambos dieron las gracias a la Diócesis de San Sebastián, que personalizaron en su vicario general, D. Juan Mª Olaetxea, por su preocupación y hospitalidad al falicitarles alojamiento durante la única parada en el viaje de vuelta que se vieron obligados a hacer ante el cansancio que acumulaban. Destacaron el recibimiento que, a las 4.30 de la mañana, les hicieron sacerdotes y monjas así como las atenciones recibidas.
CLAUSURA DEL ENCUENTRO
El encuentro de Arciprestes finaliza el martes 15 de marzo, al mediodía. Durante la mañana, se presentará la reflexión realizada por los arciprestazgos sobre el Sínodo que correrá a cargo del arcipreste de Teruel y Albarracín, D. Ignacio Hernández Lainez. Después se trabajará en grupos por diócesis y se pondrán en común las conclusiones. Tras una comida de fraternidad, se dará por finalizado el encuentro.