La Asociación de Amigos del Museo Diocesano de Barbastro Monzón celebró el pasado sábado su tradicional Noche en el Museo, cita anual en la que el socio es protagonista. En esta ocasión, la Junta de la entidad distinguió como “socios de honor” a María Dolores Pons -vicepresidenta de los Amigos desde su fundación- y Miguel Ardanuy -presidente durante los últimos cinco años-. La actual presidenta, Patricia Bravo, hizo entrega de los galardones ante más de doscientos amigos de esta asociación que ha superado el medio millar de integrantes.
“Es un gran orgullo ser una de las asociaciones más numerosas de Barbastro y la única en la que los socios somos socios por amor al arte, a nuestro patrimonio y a nuestro territorio. Y es que todos compartimos un mismo objetivo: la preservación y promoción de nuestra valiosa cultura”, resumió Bravo. En la misma línea se manifestó el obispo, Mons. Ángel Pérez Pueyo, aplaudiendo la labor de un colectivo inoculado por el “virus de la belleza” y reafirmando el compromiso de las Diócesis con el patrimonio, como seña de identidad del territorio.
Cambio de formato y sorpresa
La Noche en el Museo estrenó este año un cambio de formato, muy bien acogido por los socios, con el desarrollo de dos propuestas de forma simultánea. Por un lado, en la plaza de la Catedral, el mago Civi Civiac ofreció un espectáculo basado en el cine mudo que hizo las delicias de grandes y pequeños. Al mismo tiempo, en la plaza Manuel Iglesias y Enrique Calvera, Alberto Caracciolo Quartet interpretó un repertorio jazzístico muy aplaudido.
Además, los socios tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano un proyecto de crowfunding iniciado por el área de Patrimonio del Obispado: Apadrina una rosa. De forma paralela a las gestiones que tanto Obispado como Cabildo Catedral están realizando para materializar el Plan Director de la Catedral de Barbastro, se abre la opción de que empresas, ciudadanos, asociaciones, colectivos…. pueden apadrinar las estrellas -rosas- de la cubierta de la Catedral.
Esta contribución enlaza con el espíritu que permitió recuperar la sede episcopal barbastrense en el siglo XVI, la colaboración ciudadana, para conseguir levantar proyectos que sitúen al territorio en una posición relevante política, social, económica y culturalmente.
