¡Y quedaban asombrados de su doctrina!
1.- Oración introductoria.
Señor, quiero acercarme a la oración para que arranques de mi corazón todo espíritu malo, todo aquello que me esclaviza y no me deja disfrutar de la auténtica libertad. Dame el espíritu de amor, de servicio, de entrega, de alegría profunda. Dame, Señor, tu Santo Espíritu.
2.- Lectura sosegada del evangelio. Marcos 1, 21b-28
Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él». Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen». Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea
3.- Qué dice el texto
Meditación-Reflexión.
Hay cosas que nos llama la atención en este evangelio de hoy. En primer lugar que Jesús no va a la sinagoga sólo a rezar sino a interesarse por las personas que sufren, en concreto, por ese hombre que tenía un espíritu inmundo que lo martirizaba. No puede uno rezar a Dios-Padre de todos, sin interesarse por los hermanos. Llama también la atención el asombro que produce su doctrina. Jesús hablaba con autoridad y no como los escribas y fariseos. Éstos hablaban desde las interpretaciones de las leyes que Dios les había dado. Y, como diría Jesús, “eran cargas pesadas que las ponían sobre los hombros de la gente” (Mt. 23,4). Jesús hablaba “con autoridad”. Y autoridad viene de “autor”. Jesús no enseñaba normas y leyes aprendidas en las escuelas de los fariseos. Tenía una capacidad de crear, de sugerir, de cautivar. La gente, cansada ya de los viejos maestros de Israel, descubría en Jesús constantes impactos de novedad. Con Jesús no cabe lo viejo, lo cansado, lo aburrido, lo repetido. Estando con Jesús la vida siempre tiene sabor a “nueva”.
Palabra del Papa
“La gente estaba impresionada por la enseñanza de Jesús, porque su palabra tenía autoridad. Jesús no era un predicador común porque su autoridad le venía de la unción especial del Espíritu Santo. Jesús es el Hijo de Dios ungido y enviado para traer la salvación, traer la libertad. Y algunos se escandalizaban de este estilo de Jesús, de su identidad y libertad.
Y nosotros, ¿podemos preguntarnos cuál es nuestra identidad de cristianos? Y Pablo lo dice bien. ‘De estas cosas nosotros hablamos no con palabras sugeridas por la sabiduría humana’. La predicación de Pablo no es porque ha hecho un curso en la Lateranense, en la Gregoriana… ¡No, no, no! ¡Sabiduría humana, no! Sino enseñadas por el Espíritu: Pablo predicaba con la unción del Espíritu, expresando cosas espirituales del Espíritu en términos espirituales. Pero, el hombre abandonado a sus fuerzas no comprende las cosas del Espíritu de Dios: el hombre solo no puede entender esto” (Cf. S.S. Francisco, 2 de septiembre de 2014, homilía en Santa Marta).
4. Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio).
5. Propósito. Para evitar la rutina, hoy voy a hacer todo como si fuera la primera vez que lo hago.
6. Dios me ha hablado hoy por medio de su Palabra. Y yo ahora le respondo con mi oración. Gracias, Señor, por enseñarme que lo fundamental en mi vida es la caridad. Un mandamiento de hace más de dos mil años y que los cristianos lo tenemos todavía sin estrenar. Haz, Señor, que yo estrene los ojos del amor, que caigan de mis ojos las escamas, como sucedió a Pablo, y comience a ver a las personas como Tú las ves.