Lectio Divina: 7 de enero de 2021

Raúl Romero López
4 de enero de 2021

El pueblo que habita en tinieblas vio una luz grande.

1.- Ambientación.

Señor, envíame tu Espíritu para que profundice en tu palabra. Que ésta caiga sobre mí como una “suave lluvia” que empape mi mente y mi corazón. Que, imitando tu conducta, aprenda a “hablar y practicar”. Que exista una coherencia entre lo que digo y lo que hago.

2.-Lectura sosegada del Evangelio. (Mt. 4,12-17.23-25

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.»

Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»

Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba. Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Trasjordania.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró…Se retiró a pensar en la monstruosidad del ser humano; se retiró porque estaba profundamente afectado y conmovido; se retiró a llorar en silencio y soledad lo que hacían con el primo y amigo querido. ¡Qué cercano, qué humano, que sensible era Jesús! ¿Digo era? Y sigue siendo con nuestro dolor, nuestro sufrimiento, nuestras muertes absurdas, nuestras vidas malogradas por aquellos que abusan de su libertad, nuestro dolor con motivo del “coronavirus”. Por lo demás, Él sigue adelante su programa. Los comienzos de la vida pública de Jesús fueron esplendorosos para el pueblo sencillo. La Luz de Jesús lo llenaba todo y hacía que se disiparan las sombras de la muerte. Con Jesús, a los enfermos llega un médico, a los hambrientos, pan tierno; a los sedientos, agua fresca y abundante; a las ovejas descarriadas, un pastor; a los tristes y melancólicos, un mensajero convocando a una fiesta.  Sólo se requiere una cosa: Volver a Dios, experimentar que Dios está cerca, dejarse arrastrar por El, dejarse fascinar por su persona y su mensaje.

Palabra del Papa.

¿Cuál es el motivo de esta invitación a la alegría? Porque el Señor hará derivar hacia la santa Ciudad y sus habitantes un “torrente” de consolación, un “to­rrente” de consolación, tan lleno de consuelo, un torrente de ternura materna: “Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las aca­riciarán”. Como la mamá pone al niño sobre sus rodillas y lo acaricia, así hará el Señor con nosotros y hace con nosotros. Éste es el torrente de ternura que nos da tanto consuelo. “Como a un niño a quien su madre consuela, así los consolaré yo” (v. 12-13) (Homilía del 7-7-13).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (minutos de silencio)

5.- Propósito:  Vivir con alegría lo sencillo y ordinario de este día.

6.- Dios me ha hablado hoy por medio de su Palabra. Yo le respondo con mi oración.

Gracias, Señor, por todo lo que he aprendido de ti. No te hundes ante los problemas concretos de la vida sino que los sublimas, y no dejas vencerte por el pesimismo. Sigues por encima de todo tu proyecto. Hazme fuerte para vencer el mal a fuerza de bien.

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA.

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

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