“Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte”
1.-Oración introductoria.
Señor, gracias por ver con toda claridad que Tú, siempre que nos pides algo, es para darnos una gracia mayor. Tú lo tienes todo y por eso, puedes ofrecernos todo lo que nos falta para ser plenamente humanos. Nosotros sólo podemos ofrecerte nuestras limitaciones y fragilidades. Con todo, disfrutas dándonos, ofreciéndonos cada día la posibilidad de realizarnos plenamente. ¡Gracias, Señor!
2.- Del santo evangelio según san Marcos 10, 28-31
Entonces Pedro le dijo: Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte. Y Jesús contestó: En verdad les digo: Ninguno que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o campos por mi causa y por el Evangelio quedará sin recompensa. Pues, aun con persecuciones, recibirá cien veces más en la presente vida en casas, hermanos, hermanas, hijos y campos, y en el mundo venidero la vida eterna. Entonces muchos que ahora son primeros serán últimos, y los que son ahora últimos serán primeros.
3.- Qué dice el texto.
Reflexión.
Me llama la atención las palabras de Pedro: “Nosotros lo hemos dejado todo”. ¿Qué hemos dejado? Si sabemos por experiencia que nuestra verdadera riqueza eres Tú, que lo único que el mundo nos puede ofrecer sin Ti es una nadería; si hemos tenido contigo experiencias maravillosas y, por contraste, hemos palpado que estando Tú ausente, todo en nuestra vida sonaba a vacío, ¿Qué hemos dejado? Hemos dejado la posibilidad de una vida sin tu presencia, es decir, una vida vacía, mediocre, vulgar, anodina. Y una vida así, ¿vale la pena llamarse vida?
Yo quiero darte gracias por haber descubierto vivencialmente que mi vida sin Ti no hubiera tenido ningún sentido. Contigo, Señor, todo se llena de sentido. Tiene sentido la naturaleza, la amistad, la salida al campo, la oración. Incluso el mismo pecado tiene sentido cuando lo miro no como algo que me culpabiliza, me anula, me hace vivir con la cara triste y la mirada hacia abajo. No. No es eso lo que Tú quieres. Tú deseas que mi pecado me haga humilde, sepa estar siempre en oración, incluso me dé la posibilidad de amarte más. “Al que poco se le perdona, poco ama”. Y también porque me hace más comprensivo con los demás. Los que se creen justos, suelen ser despiadados. (Parábola del fariseo y el publicano).
Meditación del Papa
“El Evangelio de hoy recuerda el pasaje en el que Jesús apenas termina de hablar sobre el peligro de las riquezas, Pedro le pregunta qué recibirán los discípulos que han dejado todo para seguirlo. Jesús es generoso. En verdad, responde que no hay ninguno que haya dejado la familia, la casa, los campos que no reciba ya en este tiempo, cien veces más.
Quizá Pedro piensa que ir detrás de Jesús es una bonita actividad comercial, porque nos hace ganar cien veces más. Pero Jesús añade que junto a esta ganancia habrá persecuciones: como si dijera: ‘Sí, vosotros habéis dejado todo y recibiréis aquí, en la tierra, muchas cosas: ¡pero con la persecución!’ Como una ensalada con el aceite de la persecución: ¡siempre!
Esta es la ganancia del cristiano y este es el camino del que quiere ir detrás de Jesús, porque es el camino que Él ha hecho: ¡Él ha sido perseguido! Es el camino del abajamiento. Lo que Pablo dice a los filipenses: “Se abajó. Se hizo hombre y se abajó hasta la muerte, y una muerte de cruz. Esta es precisamente la tonalidad de la vida cristiana». (Cf Homilía de S.S. Francisco, 4 de marzo de 2014, en Santa Marta).
4.- ¿Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado? (Guardo silencio)
5. Propósito. Mi agradecimiento a Dios lo voy a demostrar en un acto concreto de servicio a algún hermano necesitado, a quien yo conozco.
6.-Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, yo quisiera tener la misma capacidad para “recibir” que la que tienes Tú para “dar”. Tú gozas dando, ofreciendo, llenando, haciéndonos felices. Tú tienes muchas más ganas de hacernos felices que nosotros. Qué duro tiene que ser para Ti el que llamando a la puerta, no te recibamos; el que dándote como pan, no lo comamos; el que dándote como agua, no la bebamos; el que viviendo como luz, prefiramos las tinieblas; y el que entregándote en la Cruz por puro amor, todavía sigamos sin fiarnos plenamente de Ti.