Lectio Divina: 30 de junio de 2020

Raúl Romero López
29 de junio de 2020

¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?

1.- Introducción.

Esta imagen tan sugestiva de una barca juguete de los vientos, con las olas encrespadas y el agua entrando en la barca por todas partes, mientras Jesús duerme plácidamente, me serena, me tranquiliza, me da confianza. Todas las tempestades del mundo ya no serán capaces de quitar la paz profunda que concita la presencia de Jesús, aunque aparentemente esté dormido. Señor, estando tú presente, haz que no tenga miedo a nada ni a nadie.

2.- Lectura reposada del Evangelio: Mateo 8,23-27

Después Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!» Él les respondió: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?».


3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

Para entender bien este texto hay que situarlo dentro del contexto anterior donde Jesús acaba de llamar a unos discípulos para que le sigan. Jesús les ha advertido de las dificultades que toda vocación entraña. Se trata de seguir a Jesús en pura fragilidad “El hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza” (8,20). ¿Qué hacer cuando llega la prueba, cuando arrecia la tempestad, cuando parece que todo se hunde? Una salida es el miedo. Es lo que tienen los discípulos. Y este miedo frena y paraliza toda acción. ¿Dónde va Jesús con unos discípulos llenos de miedo? Ángela Merkel acaba de decir: “el miedo nunca fue un buen asesor. Culturas que están marcadas por el miedo, no van a ganar el futuro”. Jesús nos dice cómo perder el miedo: En medio de la tormenta, “hay que embarcarse con Él”. Hay que fiarse plenamente de Jesús, a quien los vientos y el mar le obedecen. Esta barca frágil, juguete de las olas, es el mejor símbolo de la fragilidad humana que, ante un virus, el famoso “corona-virus”, la humanidad entera ha temblado como las hojas de los árboles. ¡Qué lección de humildad! Todas las obras que los hombres pueden levantar, por magníficas que sean, no dejan de ser “torres de Babel” que, en cualquier momento, pueden venirse abajo.

Palabra del Papa

“La situación que se da sobre el barco es el miedo. Cuando hay una gran agitación en el mar, el barco se cubría por las olas. ‘¡Sálvanos, Señor, que estamos perdidos!’, dicen. ¡El miedo! Incluso aquella es una tentación del diablo: tener miedo de avanzar en el camino del Señor. Hay una tentación que dice que es mejor quedarse aquí, donde estoy seguro. Pero esto es el Egipto de la esclavitud. Tengo miedo de seguir adelante, tengo miedo de ir hacia donde me llevará el Señor. El temor, sin embargo, no es un buen consejero. Jesús muchas veces, ha dicho: ¡No tengáis miedo! El miedo no nos ayuda. Cf Homilía de S.S. Francisco, 2 de julio de 2013, en Santa Marta).

4.- ¿Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado? (Guardo silencio)

5.- Propósito: Durante este día fijaré mi mirada en aquellas personas que sufren, que están en peligro, que tienen miedo. Y haré algún gesto de cercanía con alguna de ellas.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, al acabar hoy mi oración, caigo en la cuenta de la cantidad de hermanos y hermanas que están pasando miedo, que están en situaciones límite, sobre todo, con las secuelas de la pandemia del corona-virus. Te ruego por ellos. Y te pido que, en cualquier situación en que se encuentren, sepan que pueden contar contigo, que Tú no eres un “Dios-dormido” ya que confías en un Padre que no puede dormir mientras sus hijos están sufriendo. Que todos –creyentes y no creyentes- navegamos en el Mar de la Bondad de Dios nuestro Padre.


Oración mientras dura la pandemia.

Dios todopoderoso y eterno, refugio en toda clase de peligro, a quien nos dirigimos en nuestra angustia; te pedimos con fe que mires compasivamente nuestra aflicción, concede descanso eterno a los que han muerto por la pandemia del «corona-virus», consuela a los que lloran, sana a los enfermos, da paz a los moribundos, fuerza a los trabajadores sanitarios, sabiduría a nuestros gobernantes y valentía para llegar a todos con amor, glorificando juntos tu santo nombre. Por JNS.  Amén.

PDF: https://app.box.com/s/uy01xp3gzoqkjvj2k23yx92sl66l2m6y

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