Lectio Divina: 14 de junio de 2024

Raúl Romero López
10 de junio de 2024

Habéis oído QUE SE DIJO, pero yo os digo…

1.- Oración introductoria.

Señor, en esta oración, quiero aprender a solucionar los problemas elevando la mirada, purificando el corazón, y poniendo siempre a la persona en el centro. Y la persona no es sólo el hombre sino también la mujer. Señor, quiero tener tu mirada, tu comprensión, tu bondad, tu deseo de hacer siempre el bien a todos sin distinciones ni discriminaciones.

2.- Lectura sosegada del evangelio. Mateo 5, 27-32

«Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna. «También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

Me impresionan unos “peros” que aparecen en el evangelio y que nos lanzan a horizontes nuevos. Hoy se nos presenta un caso concreto: una ley dada por Moisés en Dt. 24, 1 que dice así: “Si uno se casa con una mujer y luego no le gusta, porque descubrió en ella “algo vergonzoso” le escribe el acta de divorcio, se la entrega y la echa de casa”.  Eso es lo que se dijo. Pero Jesús no estaba de acuerdo con esa decisión. Iba en contra del plan de Dios desde el principio. Y, sobre todo, no estaba de acuerdo por la discriminación con relación a la mujer. El marido podía divorciarse de la mujer (y según las interpretaciones, por una causa leve) pero la mujer nunca de su marido. Aquí lo vergonzoso era la misma ley machista y discriminatoria con relación a la mujer. Jesús reacciona en contra de la misma ley. ¿Qué pretende Jesús? Según U. Luz, uno de los mejores exegetas de Mateo, ES TEXTUAL. Jesús libera a la mujer de su dependencia como objeto jurídico y como posesión del marido y descubre la realidad de la relación interhumana del matrimonio. Jesús echa la mirada a la primera pareja del paraíso. Cuando Adán despierta del sueño y se encuentra con Eva, el más bello y bonito regalo que Dios le pudo hacer, Adán se admira, se sorprende, se queda embelesado. Y esa actitud de asombro y embeleso es la que debe tener el esposo de todos los tiempos con relación a su esposa. El proyecto de Dios sobre la pareja humana era fantástico. Y a ese proyecto primitivo nos quiere llevar Jesús.

Palabra del Papa

“Sobre divorciados, vueltos a casar Este es un tema que se pregunta siempre. La misericordia es más grande que los casos de que usted menciona. Yo creo que ésta es la época de la misericordia. Este cambio de época y también tantos pro­blemas de la Iglesia como el mal comportamiento de algunos sacerdo­tes e incluso la corrupción en la Iglesia, el problema del clericalismo… han dejado muchas personas heridas. Y la Iglesia es madre, debe ir a curar a los heridos con misericordia. Si el Señor no se cansa de per­donar, nosotros no tenemos otra alternativa. Antes de nada, curar los heridos. La Iglesia es mamá (Con los periodistas/Viaje de regreso de la JMJ-Río, 30-7-13).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto evangélico ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito. Cada uno de nosotros hemos sido objeto de un sueño eterno de Dios. ¿Seré capaz de responder hoy a ese sueño?

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor Dios mío, después de este rato de oración, te quiero agradecer tus sueños, tus proyectos, tu imaginación, tu creatividad y hasta tu fantasía con relación a nosotros, los hombres y mujeres de este mundo. No lo pudiste hacer mejor. Pero nosotros, no lo hemos podido hacer peor. Menos mal que no te cansaste de nosotros y nos enviaste a tu Hijo Jesucristo, para levantar lo caído; para restaurar lo arruinado; para renovar lo envejecido.

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