Lo que os mando es que os améis unos a otros.
1.- Oración introductoria.
Señor, sabemos que todos los días no son iguales. Los hay nublos, los hay claros, los hay fríos, los hay calurosos. Lo mismo ocurre con tu palabra. La palabra de hoy es de día de fiesta, es de día de sol sin ocaso. Y el tema no puede ser otro que el tema del amor. Nos llamas amigos, y nos dices que tu amor a nosotros llegó a tal extremo que fuiste capaz de dar la vida para expresar así mejor el amor que nos tenías. Gracias, Señor, por querernos tanto.
2.- Lectura reposada de tu evangelio Juan 15, 12-17
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Qué distinta la piedad de Jesús de la de los judíos de su tiempo. Éstos tenían muchas leyes, muchos preceptos, muchas normas. Jesús sólo tiene una. La Ley del amor. Lo que nos dejó como testamento y norma suprema “que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado”. Lo que nos distingue como cristianos ni siquiera es el amor sino el amor tal y como lo entendió Jesús. Y Jesús entendió el amor hasta estar dispuesto a dar la vida por las personas que amaba. Lo ideal del cristiano es vivir para amar, vivir desviviéndose por los demás, gastar la vida amando, de modo que la mejor manera de perder el tiempo sea emplearlo en algo que no se pueda reciclar en amor. En el cristianismo el amor no es un consejo sino un precepto, un mandato. Uno se pregunta: ¿Se puede obligar a amar? Jesús no obliga a nadie a ser cristiano, pero en el momento que uno opta por serlo, ya no es libre para el amor, porque en el momentoque dejo de amar dejo de ser cristiano. Es imposible encontrar a un auténtico cristiano sin amor. Lo dice muy bien San Juan; “El que no ama está muerto” (1Jn. 3,14) Y la religión de Jesús no es religión de muertos sino de vivos. Me pregunto: ¿Qué hemos hecho los cristianos del mandamiento de Jesús? ¿Qué hemos hecho de los maravillosos sueños de Dios? ¿Qué hemos hecho de la luz? ¿Qué hemos hecho de la sal? Nuestro gran pecado es el de “omisión”.
Palabra del Papa
“En el Cenáculo, Jesús resucitado, enviado por el Padre, comunicó su mismo Espíritu a los Apóstoles y con su fuerza los envió a renovar la faz de la tierra. Salir, marchar, no quiere decir olvidar. La Iglesia en salida guarda la memoria de lo que sucedió aquí; el Espíritu Paráclito le recuerda cada palabra, cada gesto, y le revela su sentido…. El Cenáculo nos recuerda la amistad. “Ya no les llamo siervos –dijo Jesús a los Doce–… a vosotros os llamo amigos”. El Señor nos hace sus amigos, nos confía la voluntad del Padre y se nos da Él mismo. Ésta es la experiencia más hermosa del cristiano, y especialmente del sacerdote: hacerse amigo del Señor Jesús, y descubrir en su corazón que Él es su amigo.» (Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2014).
4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio).
5.- Propósito. No perder ni un minuto el tiempo. Estar pendiente en este día de constatar si cada momento lo he vivido desde el amor.
6.-Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración
Gracias, Dios mío, por tu exigencia en el amor. Tú has ido por delante para que no tengamos excusas. Con tu gracia, se puede vivir en plenitud, se puede vivir con gozo, se puede ser feliz por el hecho de existir, si toda la existencia está fundamentada en el amor. Gracias porque me has enseñado a vivir estrujando la vida hasta el final. Qué bien se debe morir diciendo ¡Todo este maravilloso programa de amor lo he intentado cumplir!