Pasará a la historia la fiesta del Corpus Christi de este año (la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo) por la crisis del coronavirus, que ha impedido a los fieles cristianos salir en procesión a la vía pública con el fervor y la gratitud habitual. Sin embargo, llega cuando, poco a poco, el pueblo de Dios ha recuperado una cierta normalidad y ya es posible participar físicamente en las misas.
Ojalá que el ayuno eucarístico de estos meses, como señala el arzobispo de Zaragoza, D. Vicente Jiménez Zamora, “haya acrecentado en nosotros el deseo de la eucaristía y la necesidad de profundizar en su naturaleza y significado para nuestras vidas”. En ello incide el prelado de Barbastro-Monzón, D. Ángel Pérez Pueyo, quien comparte con los niños de Primera Comunión los frutos de la espera que él también sufrió con siete años a causa de una enfermedad.
La eucaristía, sin duda, es el motor de la obra social de la Iglesia. Por ello, coincidiendo con la festividad del Corpus Christi, se celebra el Día de la Caridad. Hoy, más que nunca, Cáritas está junto a los hermanos que sufren con más fuerza las graves consecuencias sociales provocadas por la pandemia y nos invita con su ejemplo “a tejer comunidades de esperanza, cuidando unos de otros, atentos para no dejar a nadie fuera”. Porque #CadaGestoCuenta
¡Feliz fin de semana!
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