La religiosa barbastrense sor Carmen Félix Biel, hija de la Caridad de San Vicente de Paúl, celebró su centenario el pasado 1 de noviembre en la residencia La Milagrosa de Hermanas de San Vicente de Paúl de Palencia, donde reside. La capilla del centro acogió la eucaristía que concelebraron el padre Javier, director de los Hermanos Paules de la Zona Norte de España, y el capellán de la Residencia, y en la que dieron gracias por los 100 años de vida de sor Carmen, recordando a todos los fieles difuntos y, en especial, a los de la familia de sor Carmen.
En su homilía, e padre Javier glosó los valores de la religiosa, en su generosidad con toda una vida dedicada a los demás, en la fidelidad a su vocación, en una esperanza permanente en los momentos difíciles que su fe le ha aportado. La aludida, haciendo gala de su buena forma mental, respondió dando gracias y recordando a sus compañeras de congregación en todos los destinos habidos, a todas las personas que le ayudan en el día a día ahora en la residencia, y a los celebrantes, así como a toda su familia.
Tras la eucaristía, todos compartieron una comida festiva, en la que no faltaron intervenciones de sus hermanas de residencia, recordando su vida desde su nacimiento hasta el surgimiento de su vocación al igual que los lugares en que sirvió y entregó esa vida que cumplía 100 años. Tampoco faltaron cantos y jotas, recuerdo de su tierra natal. Sus familiares le hicieron entrega de una postal con fotos junto a un ramo de flores y le recordaron en su intervención lo importante que es para la familia por el cariño que le tienen, por todas las vivencias compartidas y por el ejemplo de vida que significa para ellos. En su turno de intervención, sor Carmen volvió a dar gracias a todos y presentó a toda su familia asistente dando muestra de lo orgullosa que se sentía.
Una vida entregada
Sor Carmen nació el primero de noviembre en Barbastro. Era la mas pequeña de cinco hermanos, Natividad, María, Santiago, Juan y ella, de los que hoy es la única superviviente. Su padre pertenecía al cuerpo de carabineros, lo que les obligó al final de la guerra Civil a exiliarse en Francia por el paso de Benasque. Transcurridos seis meses volvieron a Barbastro, donde con el tiempo ayudó a su hermana María en su profesión de modista.
En 1952 sintió su vocación que la llevó a ser hija de la Caridad de San Vicente de Paúl. Tras su formación en Madrid, fue destinada a un Centro de sordomudos -tenía conocimientos del lenguaje de signos- y ciegos en la ciudad de Bilbao. A este seguirían Algorta -ancianos e hijos de familias desestructuradas- , Orduña –ancianos y discapacitados-, Burgos –hospital-, San Sebastián –Proyecto Hombre de atención a enfermos de sida-, para acabar jubilándose primero en San Sebastián y actualmente en le Residencia para Monjas de Palencia. Goza de una salud física muy aceptable para su edad, manteniéndose su mente totalmente en forma. Mientras la salud se lo permitió disfrutaba sus vacaciones en Barbastro con sus hermanos y sobrinos, disfrutando mutuamente de su compañía.
