La Cofradía del Descendimiento de Barbastro salió a la calle en la noche del Martes Santo con su paso de La Piedad y la procesión de las Lágrimas de María, claramente escenificadas y verbalizadas a las puertas de la Catedral de Barbastro. Al ritmo de los tambores de la sección de instrumentos, apostados al pie de la Torre de la Catedral, el paso salió de su sede con dos nuevas luminarias en la peana, adornada con anturio rosa, y precedida por tres faroles, como tres lágrimas, que llevaban sendos cofrades.
Esta incorporación, simboliza las lágrimas vertidas por María y transformadas en la oración que leyeron los antecesores del actual presidente de la cofradía, José Abad. Javier López dio lectura a la primera, la lágrima de dolor, «por cuantos rechazan el amor de Dios, y por la humanidad oprimida y rota»; Jesús Gracia lo hizo con la segunda, lágrima de oración, unida a la petición de escucha para «nuestros ruegos por las Lágrimas de Vuestra Madre Santísima»; y la tercera, la de la esperanza, corrió a cargo de Sergio Bielsa, porque «ese dolor se tornará en poder, y esas lágrimas en dones»
Una de las integrantes de la sección de instrumentos dejó por un momento la percusión para, ante la Madre que sostiene a su hijo, entonar una jota: «No hay tristeza ni dolor/ Si tus manos nos protegen/ No hay tristeza ni dolor/ Pues tú amparo nos entrega/ La esperanza y el amor/ La esperanza y el amor/ Si tus manos nos protegen«. Solo el bombo acompañó su voz, en medio de un solemne y respetuoso silencio.
La procesión inició entonces su recorrido para detenerse en la Plaza Aragón para el rezo de la estación de penitencia a cargo de su presidente, José Abad, y del consiliario, Jaime Cruz. Al finalizar, la cofradía llevó La Piedad de nuevo a la Catedral de donde saldrá, el Viernes Santo, en la procesión general del Santo Entierro.