Cuando llegue esta publicación a tu hogar, estarás culminando el Adviento y preparándote para vivir con intensidad la celebración de la Nochebuena. Los evangelios de estos días nos narran con sencillez y sobriedad la cálida crónica del nacimiento de Jesús. Cautelosamente van apareciendo los diversos personajes de esta historia, recreados en nuestros pesebres y que han quedado inmortalizados por el genio de tantos artistas. Los podemos disfrutar en tantos nacimientos preciosos y creativos que vemos en nuestros pueblos y ciudades, en nuestras casas y parroquias. La sencillez de la escena nos introduce en la novedad siempre sorprendente de Dios y su manera de manifestarse al mundo, de acercarse a la humanidad con sigilo.
En los belenes, el Señor quiere introducirnos en la “pedagogía del pesebre”, en la que se nos muestra a través de la sencillez de la vida y la fidelidad valiente de sus hijos, el plan que tiene preparado para toda la humanidad. Aquella mujer creyente y trabajadora tuvo el coraje de confiar en Dios. Junto a ella está José, el hombre justo y bueno que prefirió creer a Dios antes que a sus dudas. Así Dios se nos revela en el amor y abnegación de una sencilla pareja creyente, en vez de en el aparente esplendor de los que solo confían en sus propias fuerzas. Esa es la pedagogía de Dios: la “pedagogía del pesebre”.
CONTEMPLAR EL BELÉN
Reconozco que me gusta contemplar los belenes y buscar en ellos las figuritas de Jesús, María y José. En muchos nacimientos los padres aparecen fijando sus ojos en el Niño. Le miran con solicitud, con ternura. Es como si nos transmitieran la serena certeza de que están descubriendo y asumiendo el hecho de que su vida es una misión que el Padre les ha confiado. Quizá la misión más sublime y sencilla a la vez, nunca encomendada a nadie: cuidar al Hijo de Dios hecho hombre, hecho niño, que ha acampado entre nosotros para redimirnos por amor. Contemplarlos se convierte en una invitación para nosotros. Francisco nos trasmite muy bien esa invitación de Dios: “Tú también necesitas concebir la totalidad de tu vida como una misión. Ojalá puedas reconocer cuál es esa palabra, ESE MENSAJE DE JESÚS que Dios quiere decir al mundo con tu vida” (Francisco, G et Ex 24). María y José lo descubren y nos lo muestran, poniendo de un modo efectivo a Jesús en el centro de sus vidas y asumiendo que lo deben entregar a la humanidad, para que le conozcan y le amen.
Os animo a adentrarnos en la “pedagogía del pesebre” estas Navidades y a que nos dejemos interpelar por Dios. Es tiempo de acudir al portal, de encontrarnos con Jesús y de llevar su mensaje a nuestra sociedad. Y llevarlo especialmente a los más necesitados, a los más débiles, a los más pequeños, como nos recuerda todos los años CÁRITAS en su Campaña de Navidad.
Os deseo de corazón que paséis unas buenas fiestas. ¡Feliz Navidad